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Fachada oeste del Castillo de la Bisbal

Identificador
17022_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.959417, 3.037257
Idioma
Autor
Consuelo Vila Martí
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Castillo de la Bisbal d'Empordà

Localidad
Bisbal d'Empordà
Municipio
Bisbal d'Empordà
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Castillo de la Bisbal

Descripción

LA BISBAL D’EMPORDÀ

 

La Bisbal es la capital del Baix Empordà, situada en la parte central de la comarca, al Norte del macizo de les Gavarres. El término municipal se extiende de sur a norte, regado por el río Daró, hoy afluente del Ter (la confluencia está en la vecina Torroella de Montgrí) pero que antiguamente desembocaba en el mar. Incluye el vecindario del Vilar y los pueblos de Sant Pol, al Sur, y Castell d’Empordà, al Norte. Se llega por la carretera C-66.

 

El nombre de la Bisbal (“la episcopal”) deriva de la existencia en el lugar de un palacio o castillo propiedad de los obispos de Girona, documentado desde el siglo xi. La plaza fue, en efecto, dominio de la sede gerundense desde la alta Edad Media: en un precepto carolingio del año 881 se menciona ya una villa designada como Santa Maria alterum Fontanet, en la que más tarde, en una bula papal del 1002, se documenta la iglesia de Sancta Maria quam dicunt Episcopalem; este término sustituyó al antiguo Fontanet para designar tanto al templo como a su dominio territorial. Aunque la jurisdicción fue discutida por el linaje de los Cruïlles, la villa se mantuvo bajo dominio episcopal durante la mayor parte de la Edad Media.

 

En la actualidad, la población es conocida particularmente por la importancia de su producción cerámica, tanto industrial como de tipo artesanal y popular. Dicha producción es muy tradicional, está documentada ya desde la baja Edad Media y se vincula a la abundante presencia, en la zona, de materiales arcillosos de origen aluvial.

 

 

Castillo de la Bisbal

 

El antiguo castillo de la Bisbal es uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil de época románica que se conservan en el noreste catalán, aunque ciertamente modificado con el paso de los siglos. Se sitúa en el núcleo histórico de la población, en la ribera del río Daró. Se accede desde la carretera C-66, cruzando el puente sobre el río y tomando la primera calle hacia la derecha, el carrer dels Cavallers. La fachada posterior del castillo se vislumbra solo avanzando unos metros, aunque el acceso principal se ubica en el lado opuesto, abierto a una gran plaza.

 

El castillo, que se documenta por primera vez en el año 1180, es un edificio de dimensiones notables, de planta casi cuadrada y con un patio central. Del patio sube una escalera que permite el acceso al primer piso, que es la planta noble del conjunto. Hay un segundo piso superior, con una capilla situada en el ángulo este, a su vez coronada por una pequeña torre cuadrada. El edificio parece fecharse en el siglo xii, y a veces se ha querido relacionar su construcción con el obispo Guillem de Peratallada (1160-1168), de quien un necrologio catedralicio afirma que construyó un palacio (qui palatium construxit); el documento, sin embargo, debe referir al palacio episcopal de Girona.

 

El castillo bisbalense fue objeto de importantes reformas entre los siglos xvi y xviii, cuando se amplió la fachada suroeste, se modificó la fachada principal, se reformó la cocina y se sustituyeron ventanas y puertas. Los elementos originales que se conservan en la fachada principal son el matacán, sostenido con un arco de medio punto que descansa sobre ménsulas, y la ventana correspondiente al ábside de la capilla, de arco de medio punto y doble derrame, sita en la parte de levante del tercer nivel. Los merlones, rectangulares y acabados piramidalmente, se diría que son también un añadido posterior.

 

En el muro noreste se ven tres estrechas aberturas en arco monolítico de medio punto y de un sólo derrame, ubicadas en la planta baja. En el primer piso, hay otras tres ventanas del mismo tipo en el centro, y dos más que las flanquean, más anchas, adoveladas y de doble derrame; aunque la mayor de ellas parece ser fruto de una reforma posterior, las demás son originales. Las aberturas del tercer nivel son, en cambio, de época moderna. En la fachada posterior, se observa un basamento de sillarejo muy rústico con restos de mortero de cal, muy distinto a los sillares de tamaño más regular y mejor corte de los otros muros originales, que reaparecen también por encima de este basamento. Podría pertenecer a una construcción de época anterior. También se percibe claramente el cambio de calidad de los materiales correspondientes a la ampliación moderna. En el nivel bajo, dos ventanas estrechas, doveladas y de doble derrame y otra, de un solo derrame y arco de medio punto monolítico, podrían ser también originales.

 

Desde la puerta principal encontramos dos escaleras cuyo primer tramo coincide en un descansillo del que parten otros dos nuevos tramos, uno en cada lado, que suben hasta el segundo piso. La primera escalera se encuentra inmediata a la entrada, pasando por un acceso de arco de medio punto adovelado. Debajo de esta escalera hay un espacio excavado en la roca, de bajo techo y muy profundo, que fue destinado a celda de castigo y se conoce tradicionalmente como lo canó (el cañón). La otra escalera asciende por el espacio del patio; empieza al lado de la puerta de lo que fuera la bodega y despensa, que cubre con un dintel monolítico pentagonal, reforzado con arco de medio punto.

 

Las caballerizas (desde la entrada, a la izquierda, paralelas al muro suroeste) conservan suelo, comederos y abrevaderos originales. Las ventanas del muro suroeste, ahora tapiadas por la ampliación moderna, son visibles desde el interior. En la parte occidental de esta sala se encontraba la prisión. La sala contigua, que se destinaba a despensa, se halla a un nivel más bajo, abriéndose con una gran arcada de medio punto.  Esta sala es paralela a la fachada posterior. Al fondo, hacia el Norte, se abre con otro gran arco de medio punto a la sala-establo. Encima de dicho arco, una puerta original del siglo xvi es testimonio de que esta sala, como las restantes del castillo, se utilizó en doble altura utilizando desaparecidas techumbres de madera. Las bóvedas de las salas del nivel bajo son apuntadas y presentan huellas del encañizado de la cimbra.

 

Desde el descansillo dónde coinciden las escaleras, se puede acceder a la llamada sala capitular por un lado, o al comedor por el otro. Ambas puertas, afrontadas pero a distinta altura, se encuentran en los arranques de un magnífico arco apuntado que sostiene la cubierta.

 

La sala capitular es la mayor estancia de la planta noble; tiene un ventanal en la fachada (los ventanales de la fachada fueron reformados en los siglos xv y xvi). Cubre con bóveda apuntada y tiene un gran arcosolio en el tramo de pared del noreste. Se comunica con lo que se supone fue el dormitorio, que ocupa la posición central, entre sala capitular y comedor. Esta sala, de semejantes características pero mucho más pequeña, se abre al comedor con una puerta de dintel pentagonal monolítico. Justo al lado de la puerta, un arcosolio semejante al de la sala capitular. Al lado de la ventana existió una escalera que comunicaba directamente con la capilla, actualmente  tapiada, aunque queda abierto el acceso desde la planta superior.

 

El comedor es de grandes dimensiones, como la sala capitular, y recibe la luz de la fachada principal y de las ventanas de la fachada lateral noreste. La bóveda, también apuntada, presenta aberturas para permitir el uso de sistemas de calefacción. Al fondo, linda con una pequeña habitación que es la antesala de la cocina y que conserva la techumbre de madera a media altura. Antes de acceder a ella, a la derecha, se abre un pequeño arco que deja ver una estrecha escalera de caracol que accede al piso superior. La cocina, como ya se ha mencionado, fue muy reformada en el siglo xvii.

 

Se accede a la terraza por la escalera  del patio. En la cubierta encontramos una capilla, que fue dedicada a san Miguel. Es un pequeño templo de nave única, con un ábside semicircular que no se proyecta al exterior. La puerta de acceso, que se sitúa en el muro suroeste, es una abertura con dos arcos de medio punto en degradación. Sobre de ella está la parte más elevada de la escalera que lleva a la torre del homenaje, en el piso superior. Esta escalera cruza toda la anchura de la fachada de la capilla, trazando una  diagonal. Tocando a la esquina oriental, por detrás de la escalera, hay una  ventana de doble derrame y arco de medio punto adovelado. En el interior, la pequeña nave rectangular se abre al ábside por un arco triunfal ligeramente apuntado, como la bóveda de la nave. El arco arranca de columnas con capiteles de factura bastante tosca, con decoración vegetal. Por encima de la altura de los capiteles, una cornisa en medio bocel sigue todo el perímetro del ábside. Las columnas apoyan sobre molduras en bocel, que descansan sobre plintos cuadrangulares. Centrada en el semicilindro absidal se abre otra ventana, de doble abocinamiento y en arco de medio punto adovelado. Desde el presbiterio arranca la escalera que conducía al dormitorio.

 

Los sillares empleados en la construcción religiosa parecen mejor tallados y colocados que los del resto de la edificación, que presentan bastantes irregularidades en forma y tamaño, aunque, por lo general presentan un corte cuidado, aunque sin pulir ni reparar en una colocación esmerada, uniéndose con abundante mortero de cal. En cualquier caso, la construcción de todo el conjunto suele fecharse entre el siglo xii y los comienzos del xiii.

 

 

Relieves

 

En una de las paredes de lo que fue la prisión, colindante a las caballerizas, se aprecian unas figuras esculpidas burdamente en un sillar. Se trata de una figura humana en pie con los brazos en cruz. A su derecha unas líneas menos profundas parecen esbozar otra figura semejante. Encima, una cruz incisa y diversas líneas, que incluso podrían parecer signos de escritura. Se desconoce si este sillar fue reutilizado o las figuras se esculpieron una vez colocado éste en su actual situación.

 

En la zona del patio, en el dintel de la sala bodega se puede ver una forma incisa que bien pudiera ser la marca de un cantero. Está situada en la mitad izquierda, aunque casi tocando el centro. Se trata de un triángulo invertido con la base truncada (tal vez por el propio límite físico). Centrada, se distingue una forma de espina de pez. Otro triángulo similar, pero sin la espina de pez, se halla inscrito en un sillar pegado a la jamba derecha de la misma puerta, a media altura.

 

En otro sillar, en la pared noreste del patio, vemos otra marca triangular con unas incisiones en el interior y a su lado la figura esquemática de un obispo.

 

 

Capitel

 

En unas excavaciones que se efectuaron en el castillo entre los años 1993 y 1994, dirigidas por Xavier Rocas, se encontró un capitel que actualmente se custodia en el ayuntamiento de la Bisbal.

 

Se trata, de un capitel tallado en piedra caliza que en su momento fue desechado y hallado entre materiales del siglo xix. Su forma es troncocónica, pero la base es notablemente más estrecha que la parte superior, lo que le confiere un aspecto de una inusual esbeltez. El ábaco presenta ocho dados pentagonales sin decoración. Del ábaco penden ocho piñas de gran relieve, una en cada esquina y otra en el centro de cada cara; están unidas en su parte superior por una cinta voluptuosa decorada con pequeños agujeros trepanados. En la parte inferior del capitel, mucho más estrecha, muestra cuatro escudos heráldicos con los cuatro palos del casal de Barcelona.

 

La decoración del registro superior es habitual en el románico de la zona entre finales del siglo xii y principios del xiii, pero la decoración con los escudos barceloneses no es para nada común en la época, ni parece tener lógica en un capitel de este palacio. Quizás, entonces, la pieza perteneciera a otro edificio o bien a un conjunto funerario, y hubiera sido reaprovechado.

 

 

  Texto: CONSUELO VILA MARTÍ – Fotos: CONSUELO VILA MARTÍ/AMAR – Planos: ANNA MARIA ALBÓ RIERA

 

Bibliografía

 

Badia i Homs, J., 1985, I, pp. 107-111; Castells Catalans, Els, 1967-1979, I, pp. 617-624; Catalunya Romànica, 1984-1998, VIII, pp. 175-179; Morera i Sabater, J., 1966, pp. 347-354; Rocas i Gutiérrez, X., 1994, pp. 633-650; Rocas i Gutiérrez, X., 1996, pp. 101-140; Rocas i Gutiérrez, X. y Badia i Homs, J., 2000, pp. 25-50.