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Exterior desde el noreste

Identificador
09146_01_006
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 51' 54.35'' , -3º 44' 26.83''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega,José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin descripción
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Cristóbal Mártir

Localidad
Ailanes
Municipio
Valle de Zamanzas
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
COMO EL CASERÍO, EL TEMPLO se adapta a la notable pendiente sobre la que se instala el núcleo. El bello ejemplar de iglesia rural, acorde con las características de este área norteña de Las Merindades, conserva en lo fundamental su fábrica románica, levantada en buena sillería. Consta de nave única dividida en tres tramos por semicolumnas adosadas que exteriormente se corresponden con estribos prismáticos, lo que hace pensar en una primitiva cubierta abovedada -hoy sustituida por moderna parhilera- que partía de imposta achaflanada decorada con rombos excisos. La cabecera se compone de tramo recto presbiterial cubierto con bóveda de medio cañón y ábside semicircular cerrado con bóveda de cuarto de esfera -interiormente recubierta como el hemiciclo por el retablo-, ambas sobre impostas. Al exterior, el tambor absidal, de la misma anchura que el presbiterio y acoplado a él mediante un contrafuerte que recoge los empujes laterales de las bóvedas, articula sus paramento en tres paños por otros dos estribos prismáticos de remate en talud bajo la línea de canes de la cornisa. En la calle central se abría la hoy cegada ventana que daba luz al altar, de arco doblado de medio punto sobre semiembutidas columnas acodilladas coronadas por toscos capiteles de cestas troncopiramidales, decorado el izquierdo con esquematizadas hojas cóncavas bajo línea de dientes de sierra y el derecho con dos toscas aves afrontadas, bajo cimacios de retícula romboidal. Dos líneas de imposta animan este paramento invadiendo la superficie de los estribos; la inferior, bajo el alféizar de la ventana, se orna con tres hileras de billetes y la superior, sobre el arco de dicho vano, recibe cenefa romboidal excisa. La cornisa que corona el ábside -recorrido por notables grietas que evidencian el desnivel de los asientos-, decora su perfil achaflanado con la hilera de rombos excisos recurrente en buen número de templos del entorno (Turzo, Condado de Valdivielso, Butrera, Huidobro, Quintanilla-Colinas, Castrillo de Valdebezana...). Se apoya en toda la cabecera en una hilera de simples canes rectos, de nacela, con rectángulos escalonados y otros rudamente labrados con un águila de alas desplegadas -diseño reiterado en las citadas iglesias del norte de Burgos y suroeste de Cantabria-, un ave de grueso cuerpo, un torpe busto humano, etc. Al interior, da paso desde la nave a la cabecera un arco triunfal doblado de medio punto sobre semicolumnas coronadas por capiteles vegetales, ambos con prominente astrágalo y cesta ornada con dos pisos de hojas lanceoladas de cuyas puntas penden gruesas piñas. El cimacio del correspondiente al lado del evangelio se decora con rosetas tetrapétalas inscritas en clípeos y el del lado del evangelio con florones lobulados ocultos tras el encalado. El cuerpo del templo, como antes dijimos probablemente en origen abovedado, sufrió el añadido de una sacristía en el costado septentrional (cuyo acceso significó la supresión de la semicolumna del tramo más oriental de la nave) y un atrio cerrado al oeste, amén del cambio de la cubierta. Estas reformas modernas, de cronología imprecisa pero claramente posmedievales, responden probablemente a los problemas derivados de la falta de ortogonalidad de la nave, cuyo muro meridional converge hacia la zona de los pies. Su cornisa, decorada con cinco filas de menudos billetes, apoya en canes lisos y otros figurados con un cánido pasante de largas y finas patas, un prótomo de zorro devorando una irreconocible presa y un personaje de medio cuerpo y someros rasgos que ase su muñeca derecha con su mano izquierda, actitud que en el lenguaje gestual se asocia al dolor y desesperación. En uno de los de apenas insinuada nacela de la fachada meridional se grabó, a todas luces con posterioridad, una indescifrable inscripción. Los capiteles del interior mantienen la tosquedad de lo ya visto, viéndose además recubiertos por una gruesa capa de enfoscado, lo que dificulta su interpretación. Reconocemos una escena de lucha en la que un jinete avanza hacia un personajillo que es atacado por un cuadrúpedo, especie de león. En otro, bajo cimacio de entrelazo, vemos dos aves superpuestas, de las cuales la superior muestra un largo cuello como de cigüeña; ante ellos aparece un pequeño cuadrúpedo y un personaje con la mano derecha sobre la cadera y extendiendo el brazo izquierdo. En uno del muro septentrional distinguimos la silueta de un jabalí y tras él, apoyado en una rama, un felino rampante en actitud de ataque. Sobre el hastial occidental de la primitiva nave se alza una espadaña de dos troneras apuntadas y remate a piñón con campanil de medio punto, probablemente rehecha como todo el cierre de los pies, donde se abre una simple portada de arco apuntado y una arquivolta con perfil de mediacaña, sobre jambas escalonadas coronadas por impostas de listel y chaflán. El atrio cerrado que la protege constaba de dos accesos, ambos de arco apuntado rodeado por chambrana e impostas de listel y nacela. El meridional está hoy cegado, dando servicio al pórtico el abierto en el muro norte; no deben ser anteriores al siglo XVI. Afianza la idea de que la primitiva portada fue sustituida un muy desgastado relieve hoy empotrado en el muro occidental de la sacristía, cuya forma curva denuncia que correspondía a un tímpano; pese a la erosión de la pieza, se aprecia -con la tosca factura del resto- el combate entre una enorme serpiente y un bárbaro cuadrúpedo, recordando el combate entre cuadrúpedo e infante del tímpano de San Miguel de Cornezuelo. Tanto la propia arquitectura como la decoración escultórica remiten a los modelos vistos en otras iglesias de la zona, caso de Crespos, San Miguel de Cornezuelo, Munilla, San Martín del Rojo, Tu rzo, Baillo o Condado de Valdivielso, con la sencilla articulación absidal o los recurrentes detalles o rnamentales de las águilas de alas explayadas, los rombos excisos, etc. En este caso, la ruralidad de estos talleres se acentúa en manos de un equipo de canteros carentes de técnica, que repiten rudamente los modelos más extendidos por estos valles norteños. Como en el caso de las iglesias referidas, la cronología de la de Ailanes debe rondar el tercer cuarto del siglo XII. Señalemos, finalmente, que en el atrio se conserva un rudo ejemplar de pila bautismal de traza románica e indefinida cronología, con copa troncocónica lisa de 81 cm de diámetro x 50 cm de altura, asentada sobre un tosco basamento.