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Exterior

Identificador
09559_01_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 49' 52.53'' , -3º 35' 25.94''
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de Santa Lucía

Localidad
El Almiñé
Municipio
Merindad de Valdivielso
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
AUNOS 250 M AL ESTE de El Almiñé se sitúa, sobre el camino de Puente Arenas, el barrio de Santa Lucía o de Abajo, uno de los dos que componían el núcleo. Su antigua parroquial -transformada en ermita- conserva en su renovada fábrica una parte significativa de la fachada meridional del templo románico, que para algunos debe corresponder con la antigua iglesia de San Salvador de Encinillas, propiedad y jurisdicción de San Pedro de Tejada. La adscripción es no obstante problemática, pues este monasterio de San Salvador podría localizarse también entre Trespaderne y Cillaperlata, donde hoy se alza la ermita de Santa María de Encinillas (la uillam hermam que dicitur Helziniellas donada en 1187 por el abad de Oña a los habitantes de Cillaperlata y Revilla). La actual construcción, de nave única con cabecera de testero plano, portada abierta en el hastial occidental y sacristía adosada al sur de la nave, es fruto de una reforma moderna -a mediados del siglo XIX Madoz afirmaba que “está casi arruinada”, y Huidobro y García Sáinz de Baranda reflejaban en 1930 que “fue reconstruida recientemente”- que reaprovechó el lienzo meridional de la nave primitiva, con la portada que hoy da acceso a la sacristía, así como numerosos sillares de la fábrica original, completados con mampostería en la obra nueva. Los vestigios de la nave románica se levantaron en excelente sillería caliza labrada a hacha y asentada con finísimas juntas de argamasa, alzándose el muro sobre un banco de fábrica moldurado con un bocel tanto al exterior como al interior. Interiormente, apoyan en este banco dos columnas entregas sobre basas áticas de amplia escocia y plinto, rematadas en capiteles troncopiramidales de cestas lisas, que determinaban tres tramos. Estas columnas se corresponden exteriormente con estribos prismáticos que alcanzaban la cornisa, ésta hoy de listel y chaflán -sobre canes de cuarto bocel modernos- combinada con otros fragmentos de nacela y junquillo, quizá originales o reaprovechados del interior. El edificio románico estaba abovedado, restando los riñones de la bóveda sobre una imposta de listel, junquillo y nacela; hoy se cubre con parhilera en mal estado. En un antecuerpo del tramo central de la nave se abre una interesante portada románica, reutilizada como acceso a la sacristía tras la reforma y visible desde el interior de ésta. Consta de arco apuntado y liso exornado por una cenefa con reticulado de celdillas y dos arquivoltas, la interior con bocel entre dos finas bandas de contario y una hilera de dientes de sierra y la exterior con chaflán ornado con gruesos billetes y bocel, rodeándose el conjunto con chambrana de zarcillos. Apean los arcos en jambas escalonadas en las que se acodillan dos pares de columnas, bajo imposta de grueso tallo recurvado formando clípeos en los que se disponen curiosos brotes vegetales de notable volumen. Las columnas que reciben las arquivoltas, sobre alto basamento abocinado, plintos y basas áticas de perfil degenerado, muestran fustes monolíticos coronados por capiteles de sumaria decoración y abultado collarino. El exterior del lado occidental se orna con hojas lisas rematadas en cogollos avolutados, y en su superficie se grabó una inscripción de incierta cronología en la que leemos DEO MI... Su compañero por este lado se decora con un gran mascarón masculino de corta cabellera rizada y ojos saltones, muy destrozado. El capitel interior del otro lado, también sumamente deteriorado, muestra un león pasante que alza una pata delantera y vuelve su cuello sobre el lomo; la cesta exterior de este lado es lisa. Aunque en esta portada se recurre a algunos de los motivos decorativos más frecuentes en los talleres que trabajan en el valle de Valdivielso desde mediados del siglo XII (dientes de sierra, máscaras humanas, gruesos billetes en las arquivoltas, etc.), esta de Santa Lucía parece obra tardía, de los años finales del siglo XII o primeros del siguiente. Son evidentes sus conexiones con las iglesias de San Nicolás de El Almiñé, San Miguel de Valdenoceda, Condado y Panizares. En la iglesia se conserva igualmente una curiosa pila aguabenditera, de dudosa cronología, formada por un pilar troncopiramidal de aristas achaflanadas y, en el mismo bloque, una pileta troncocónica con salientes de tipo almirez (uno ornado con una roseta). Su altura total es de 94 cm x 40 cm de diámetro en la copa.