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La ermita unos años antes de su desapareción

Identificador
09199_06_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Sin información
Colaboradores
Archivo Diputación Provincial de Burgos (Fondo Photo Club)
Derechos
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de San Bernabé

Localidad
Villalbura
Municipio
Arlanzón
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
NADA QUEDA DE ESTE EDIFICIO, demolido a fines del siglo XIX y conocido tan sólo por alguna imagen de esos años. Tampoco conocemos otras descripciones que las escuetas aportaciones que nos transmite Huidobro, una de ellas de una visita de 1702 en la que simplemente se comenta que era una iglesia “muy linda y de harta antigüedad”, mientras que el mismo autor añade que “según los que la vieron, constituía un ejemplar modelo del estilo románico, con ábside y una nave”. Las imágenes conservadas sin embargo parecen contradecir esta última afirmación. En el Archivo de la Diputación de Burgos hay una buena fotografía en la que se puede apreciar la cabecera y la fachada norte y aunque por ser una vista general no cabe posibilidad de mucho detalle, sin embargo nos puede dar una idea de cómo fue el edificio. Estaba construido íntegramente en sillería bien labrada y en tiempos románicos bien pudo llegar a tener tres naves, aunque si fueran ciertas las palabras de Huidobro cabe la explicación de que en siglos posteriores alguna reforma las unificara en una sola. En la cabecera se ven al menos dos ábsides semicirculares, uno de mayor tamaño ocupando el centro del testero y otro más pequeño en el lado del evangelio, mientras que en el de la epístola se aprecia una estructura cuadrangular de mampostería -ya en ruinas-, que posiblemente sustituyó o simplemente cubrió a un tercer ábside. Por lo que respecta a los dos hemiciclos visibles, presentan notables diferencias entre sí. El mayor estaba dividido en tres paños, separados por semicolumnas adosadas que parece que partían del mismo suelo alcanzando la cornisa, donde se remataban en capiteles, seguramente figurados o con abultada decoración vegetal. La cornisa se decoraba con puntas de diamante y los canecillos eran muy variados, parece que también con profusa decoración. Los dos paños laterales debían ser ciegos, pero en el central se abría un gran ventanal, compuesto por una estrecha saetera enmarcada en doble arco de medio punto, con dovelas molduradas, apoyando en un total de cuatro columnillas acodilladas cuyos capiteles tenían desarrollados ábacos o anchos cimacios. El ventanal nacía de una imposta de listel y chaflán que sólo aparece en el paño central, lo mismo que ocurre por ejemplo en la cercana iglesia de Alarcia. El absidiolo del evangelio, más pequeño, estaba igualmente dividido en tres paños, pero ahora mediante dos desarrollados contrafuertes prismáticos que bien pudieran ser originales, pero también añadidos en alguna reforma. La cornisa era de nacela y los canecillos da la impresión de que eran más sencillos, aunque con algunas decoraciones, seguramente formas geométricas sobre todo. Los paños laterales eran igualmente ciegos y lisos pero el ventanal del testero también era muy distinto al anterior, ahora con una saetera abocinada al exterior y enmarcada sólo por un arco, de medio punto peraltado, de dovelas lisas y con columnillas cuyos capiteles figurados se coronaban en cimacios de nacela. Estos cimacios se derramaban formando impostas que sólo se ven en el paño central, lo que hace sospechar que los dos contrafuertes efectivamente eran originales. Se aprecia muy bien el presbiterio del lado norte, sustancialmente más alto que la cabecera y en cuyo testero se ve una cornisa a dos aguas que nos dará pie para una posible interpretación de la evolución constructiva del conjunto, como analizaremos más adelante. Este presbiterio muestra su muro norte macizo y liso, coronado por cuatro canecillos de nacela y cornisa igualmente de nacela. Un ancho contrafuerte da paso a la nave de este lado, que parece articularse en dos tramos separados por otro contrafuerte, quizá soportando un fajón de bóveda en el interior, aunque esto seguramente nunca lo podremos saber con seguridad. Lo que sí resulta evidente es que la nave está recortada en altura al menos un metro, pues en el primer tramo se aprecia un ventanal descabezado, del tipo de saetera enmarcada con un arco soportado por cortas columnillas. Este recorte del muro hizo desaparecer por completo el alero. Por lo que respecta a la presunta nave central, en la fotografía se aprecia claramente una modificación popular de su cubierta, con un recrecimiento en altura del ábside, hecho en mampostería. Finalmente, a los pies de lo que sería la nave norte se alza una pequeña espadaña de un solo vano y traza seguramente barroca. Verdaderamente resulta complicado tratar de extraer algunas conclusiones de un edificio del que no queda otro rastro que alguna imagen, pero trataremos al menos de dar algunas pinceladas. La primera cuestión que cabe poner de relieve es la manifiesta diferencia en la forma de los dos ábsides visibles, e incluso parece ser que también en sus decoraciones. Pero quizá el rasgo más interesante es el remate que muestra el testero del presbiterio de la nave norte, con un hastial que indudablemente nos dice que ahí hubo en un momento una cubierta a dos aguas, cuya existencia sería imposible -o al menos totalmente absurda- si el templo hubiera tenido en origen la estructura de tres naves -o al menos de dos- que se aprecia en la fotografía. Esto quiere decir ni más ni menos que la nave norte en origen fue nave única, o lo que es lo mismo, que sobre un templo inicial románico se hizo una ampliación, también románica, a la que corresponde el ábside central al menos, con la posibilidad de que hubiera habido un tercer ábside y su correspondiente nave en el sur. Así se explicarían las diferencias constructivas entre las dos cabeceras, e incluso el hecho de que la espadaña no se halle en el centro del hastial sino sobre la parte de los pies de la nave del evangelio, donde debió existir el primer campanario. ¿A qué momento cronológico podía corresponder cada una de las fases constructivas románicas? Esto resulta prácticamente imposible de precisar, y así seguirá si no aparecen en algún momento futuro restos escultóricos o se lleva acabo alguna intervención arqueológica. Es evidente la anterioridad del lado norte, caracterizado por una mayor simplicidad decorativa y donde llama la atención el arco peraltado del ventanal, una disposición que nos recuerda a los vanos de la cabecera de la iglesia palentina de Santa Eufemia de Cozuelos, que se están fechando en las postrimerías del siglo XI. No queremos decir con esto que tal sea la fecha más antigua de Villalbura, ni siquiera tomando como apoyo la alusión de Amador de los Ríos de que se atribuye la construcción del templo a ese siglo, pero sí cabe suponer que mediaría un tiempo antes de que se decidiera hacer una ampliación, al parecer de cierta envergadura. La segunda fase bien podría situarse en las últimas décadas del siglo XII -quizá al rebufo del desarrollo que experimenta en esos momentos el monasterio de Santa María-, con una morfología de capiteles en las ventanas que, con todas las precauciones que impone la información de que disponemos, nos hacen pensar en los que decoran la portada de la iglesia de Alarcia e incluso en algunos de los que aún conserva la de San Miguel de Tubilla del Agua.