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Detalle interior de las ménsulas y fajones del muro sur

Identificador
31396_02_079
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Carlos Martínez Álava
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Bartolomé

Localidad
Olóriz
Municipio
Olóriz
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
COMO ES HABITUAL, la iglesia parroquial de San Bartolomé se sitúa en la parte alta de la población. Al exterior conserva una pintoresca fisonomía, con torre, atrio y pórtico sobre el hastial occidental. Como veremos, sus características inerciales y arcaizantes se asocian a ciertos elementos decorativos que delatan lo tardío de su construcción, en lo que supone el epílogo del románico en la Valdorba, anunciando las formas de buena parte de la arquitectura rural del siglo XIII. Aunque la iglesia conserva básicamente su estructura y aspecto primitivo, ha sufrido pequeñas modificaciones: en el siglo XVII se construyó la torre de los pies, y en el XVIII se abrieron las capillas del crucero. En planta presenta nave de cuatro tramos rectangulares con falso crucero y cabecera semicircular. Del diseño de la planta, es el ábside lo que más nos interesa. De hecho, su profundidad lo vincula directamente a Echano y otros edificios cercanos, como Orísoain. El cierre cilíndrico se conecta en continuidad con un preámbulo recto no diferenciado. Los ejemplos citados añaden estribos exteriores que, como veremos, en el caso de Olóriz fueron sustituidos por un recrecimiento de la mitad inferior del muro, a modo de zócalo. Ésta parece la parte más antigua del proyecto. Todo el perímetro mural, incluido el cilindro absidal, aparece reforzado por profundos estribos que coinciden con los soportes interiores y los tramos correspondientes. Frente a otros templos de la zona, la articulación planimétrica de San Bartolomé llama la atención especialmente por su acentuada longitudinalidad; de hecho, se aproxima a los 20 m, por algo más de 5 de anchura. Destaca también el grosor de muro y estribos, que superan ampliamente los dos metros. La nave se cubre con bóveda de cañón apuntado, reforzada por fajones simples de sección rectangular, que apean sobre ménsulas bilobuladas de amplio cimacio volado liso. Estas ménsulas, asociadas al muro y a los profundos estribos exteriores configuran una de las soluciones más repetidas y pragmáticas de la arquitectura rural de los siglos XIII y XIV. Quizá por determinaciones tectónicas relacionadas con la definición del hastial occidental y su cuerpo de campanas, el tramo de los pies muestra algunas peculiaridades que descubren una cronología más avanzada. El fajón apea sobre dos semicolumnas adosadas de fuste interrumpido y remate inferior troncocónico invertido. Este fajón se puede considerar prácticamente peraltado, ya que los cimacios de sus soportes se embuten en el muro unos treinta centímetros por debajo de los demás. Los capiteles acogen motivos decorativos vegetales de incipiente espíritu naturalista, con grandes hojas en el lado del evangelio y típicos tallos rematados en crochets góticos en el de la epístola. El presbiterio, por su parte, se cubre con una extraña bóveda de cascarón semiesférico, reforzada por leves arcos cruzados y baquetonados que delimitan un plemento independiente junto al fajón. La sección fina y moldurada de los arcos, así como las ménsulas semipiramidales invertidas, embutidas en la imposta taqueada que remata el tambor del muro, indican una reconstrucción de la bóveda de horno original realizada a partir del siglo XIV. La imposta ajedrezada se interrumpe cuando alcanza los cimacios del fajón más oriental. El resto del perímetro mural conserva sólo parcialmente la imposta lisa tradicional. Se conservan además tres vanos propios de la construcción primitiva, y todos ellos presentan arco de medio punto de profundo abocinamiento liso. Los dos del muro sur interrumpen con su rosca la línea de imposta, mientras que el axial del cilindro absidal es tangente al ajedrezado. Los sillares que integran los muros son bastante irregulares, sobre todo en el lado norte, donde se observa un amplio arco de descarga en el tramo central de la nave. El abocinamiento de la portada de ingreso se conforma mediante triple arquivolta de apuntamiento ligero e irregular. Las secciones de los arcos son cuadradas, con las aristas levemente achaflanadas. Las dos exteriores apean sobre dos pares de columnas acodilladas, de fustes gruesos y robustos. En un tono general muy esquemático y simplificado, los capiteles se decoran con temas a los que ya estamos habituados. La base geométrica de los cuatro es similar: geometría troncopiramidal invertida, con grandes hojas que, sobre las aristas, nacen del collarino y apuntan hacia los vértices del cimacio. Mientras que los interiores quedan lisos, los exteriores añaden pares de piñas que nacen de los ápices de las hojas y tallos en los centros que se avolutan sobre una bola y rematan hacia abajo con capullos alancetados. Por el lado derecho, uno de los cimacios conserva su faja decorativa, conformada por una faja de palmetas inscritas muy evolucionadas. De nuevo este diseño decorativo del cimacio nos recuerda a articulaciones similares de Olleta o Echano. En las zapatas que soportan el tímpano con crismón, se colocan pares de hojas de aspecto popular y labra minuciosa, ya grandes e individualizadas, a la manera del segundo tercio del siglo XIII. Finalmente, el tímpano, también de geometría un tanto problemática, acoge un interesante crismón trinitario de travesaños rematados en forma de horquilla y L para el axial. Su extraña disposición, con doble dintel inferior, y el diferente color de la piedra, lleva a pensar en que reaprovecharon en el montaje final de la portada una pieza ejecutada para una composición algo distinta. Del perímetro exterior del templo destaca la torre, construida a principios del siglo XVI, a partir de lo que debió de ser la espadaña primitiva. Además de la composición general, conserva el arranque de un guardalluvias que nace de una cabeza humana de cuya boca surgen dos haces de caulículos de aspecto vegetal. Parece representar, pues, al greenman u hombre de la naturaleza, tan difundido en el gótico navarro. La composición de los vanos originales debió de ser similar a la del primer piso del muro hastial occidental de San Juan Bautista de Artariain, que conserva también un guardalluvias liso que apea sobre cabezas. La amplia cabecera, más ancha que alta, presenta robusto zócalo sobre el que se sitúa el cilindro absidal con vano central y tejaroz liso sobre modillones bien lisos, bien decorados con rollos. Uno de ellos acoge a un hombre bebiendo del barril de labra tosca y popular, relativamente frecuente en los templos románicos de la zona (Echano, Olleta, Orísoain). Dos gruesos contrafuertes, el izquierdo integrado en el muro de la sacristía, siguen el escalonamiento del cilindro absidal, completando una composición robusta y un tanto pesada. Las hiladas de los contrafuertes no terminan de casar con el muro del ábside, por lo que da la impresión de que fueron sobrepuestos, quizá durante la reforma y reforzamiento interior de la bóveda. A pesar de la aparente homogeneidad que muestra el templo en la actualidad, el análisis detallado de sus elementos arquitectónicos parece descubrir reformas e intervenciones de calado, más allá de las adiciones ya apuntadas. Son notorias las irregularidades de los muros, especialmente el norte, los cambios en el diseño de la impostas interiores, el reforzamiento del cilindro absidal, las irregularidades de bóvedas y portada, etc. Da la impresión de que el cilindro absidal, con sus vanos, imposta y canes exteriores, así como diversos elementos de la portada, se pueden relacionar sin duda con un templo primitivo, de tradición románica que, bien por su carácter tardío, bien por posteriores intervenciones, fue incorporando elementos ya góticos. El progreso cronológico queda de manifiesto en el abovedamiento de la nave con fajones simples y ménsulas lobuladas, los estribos profundos y estilizados, el incipiente apuntamiento de la portada y, por último, algunos motivos decorativos de naturalismo gótico (capiteles de los pies, greenman). Al localizarse la mayor parte de los elementos avanzados en la parte occidental del templo, puede incluso que la construcción se realizara en dos etapas sucesivas, la más antigua para la cabecera y los primeros tramos de la nave, y una segunda para el tramo de los pies y su espadaña. De una u otra forma, su cronología se inscribiría dentro del último tercio del siglo XII y la primera mitad del XIII, conciliando así la pervivencia de esquemas constructivos románicos, y los nuevos elementos decorativos y estructurales que progresivamente se van incorporando.