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Destalle de aspilleras

Identificador
50248_05_068n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 31' 41.16'' , -1º 16' 21.08''
Idioma
Autor
Jorge Arruga Sahún
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia en ruinas

Localidad
Añués
Municipio
Sos del Rey Católico
Provincia
Zaragoza
Comunidad
Aragón
País
España
Descripción
La iglesia forma un conjunto indisoluble con la torre y la vivienda (moderna), ya que las modificaciones posteriores a su traza original y la superposición de elementos han configurado un núcleo orgánico en el que se han ido diluyendo los márgenes en los que termina una construcción y comienza la siguiente. Se aprecian intervenciones posteriores a la fábrica medieval, sobre todo en el muro septentrional, el cual fue reconstruido por completo a partir casi de la cimentación en toda su longitud (desde el inicio del ábside hasta la zona de los pies). Se aprecia a simple vista en dicho tramo el cambio de sillería por aparejo irregular de menor tamaño y colocados de un modo más tosco, especialmente en lo relativo a las juntas entre tramos, siendo las originales de una factura impecable, mientras que las posteriores carecen de la talla y el asentamiento adecuados. El alzado primigenio parece corresponder en su totalidad a un mismo momento histórico, a tenor de la uniformidad apreciable en la labra de los sillares, que configuran hiladas de alturas homogéneas (oscilan, en líneas generales, entre los 20 y los 24 cm), lo que denota la mano de un único maestro cantero o bien la de varios coetáneos. La iglesia en origen debió de ser una construcción de planta rectangular rematada por un ábside orientado del cual hoy únicamente se alcanzan a ver restos de algunos sillares, mucho más toscos que los de zonas más altas del muro, por lo que cabe pensar que se trate de los refuerzos perimetrales de la zanja corrida de cimentación, los cuales configuran una traza marcadamente semicircular. El sistema de cubrición queda de manifiesto por la pervivencia de los arranques de dos arcos fajones sobre pilastras de sección cuadrangular y por elocuentes restos de la curvatura de la bóveda, sobre todo en el tramo occidental inmediato al hastial, donde la traza curva se aprecia de manera más clara. El muro sur conserva una cota un poco más elevada que su frontero y se vislumbra mejor esta curvatura por encima de la moldura corrida de la línea de imposta. La portada de acceso al interior presenta arco de medio punto conformado por dovelas irregulares. Se localiza en el muro meridional, próxima a la zona de los pies, y hoy en día está completamente tapiada (además de semioculta por la vegetación). Parece contar con dintel que soporta un tímpano. Las dimensiones actuales de la edificación son 14,1 m de longitud por 5,2 m de anchura, si bien es cierto que se han visto alteradas por los avatares ya descritos, con lo que probablemente la longitud original fuese algo mayor. Lamentablemente tampoco se conservan otros vestigios de la zona absidal salvo los ya mencionados y sólo se vislumbran, aquí y allá, fragmentos del esplendor original. Así, en el muro norte se percibe toda una serie de mechinales que horadan el muro en su totalidad; en la zona de los pies pervive un vano semicircular abocinado con derrame interior muy marcado; quedan fragmentos salteados de la moldura que en origen debió de recorrer toda la iglesia; y se conserva, aunque también cegada, la puerta igualmente semicircular de acceso a la torre. Precisamente es ésta el elemento que más destaca del conjunto y el que ha llegado hasta nuestros días en un estado más intacto. De planta cuadrada y con un grosor de muros de unos 50 cm en la zona baja, conforma una estructura enormemente estable sobre la que apoya la vivienda contigua. Se aprecian ligeras diferencias en cuanto a la composición del aparejo, pudiéndose distinguir hasta tres fases distintas en su ejecución. La primera alcanza aproximadamente la altura del muro de la iglesia y cuenta con un tipo de sillar semejante a ésta; en su muro oriental se abre una aspillera terminada en semicírculo, probablemente abocinada en su parte interior. La segunda se prolonga casi hasta el remate y está realizada a base de un sillar de menores dimensiones, de labra más precisa y apretada, con las juntas especialmente cuidadas, dando la sensación casi de un muro liso. Por último, el tramo final que comprende la zona almenada y una franja de un metro aproximadamente por debajo de ésta, se aprecia que ha sido rehecho en fechas recientes con sillares reemplazados y tomados con cemento. A este respecto los testimonios orales de los habitantes de Sos del Rey Católico han confirmado la reciente agresión a esta zona de la torre con la subsiguiente pérdida de fragmentos de las almenas, arrancadas casi en su totalidad. Se aprecia cómo la torre no fue construida en la misma campaña que el muro de la iglesia, sino que fue añadida a ésta en fecha que no es posible determinar. En cuanto a la cronología del templo, el esmero en la talla de los sillares y la preferencia por soluciones propias del pleno románico (arcos de medio punto y bóvedas de medio cañón) avalan una datación en las décadas centrales del siglo XII. Muy probablemente era la cabeza del priorato al que alude el diploma de 1197, cuando era regido por el prior García.
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