Identificador
31650_01_006
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Javier Martínez de Aguirre
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Roncesvalles / Orreaga
Municipio
Roncesvalles / Orreaga
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
EL POEMA ANTERIORMENTE CITADO, La Preciosa, no ahorra alabanzas a la hospitalidad con que eran acogidos los peregrinos. Esa era la razón de existir de Roncesvalles, por lo que no ha de extrañarnos que se emprendiera una gran edificación con tal fin. El paso de los siglos trajo como consecuencia la construcción de nuevos edificios hospitalarios, ya en época moderna, de tal forma que del más antiguo tan solo nos ha llegado un muro cuyas dimensiones evidencian que se trató de una fábrica sencilla pero monumental. Dicho muro se encuentra enfrente de la puerta principal de la iglesia colegial y se extiende en dirección aproximada Este-Oeste. Está construido con sillares de mediano tamaño. Dispone de una puerta tapiada más o menos en el centro y son reconocibles las primeras hiladas (o las cajas que las contuvieron) de los arcos de diafragma, cuatro a cada lado de la puerta. Las que están en mejor estado presentan una ménsula curva que sostiene un cimacio liso del que arrancaba el arco propiamente dicho. El vano de ingreso está culminado en su parte interior por un arco rebajado, pero al exterior se manifestaba mediante un elemento hoy no visible (¿dintel o tímpano?) sostenido por ménsulas curvas achaflanadas y rematadas en una especie de cimacio. También parece presentarse achaflanado el frente del vano. La composición resulta muy semejante a la empleada en las puertas principales de las dos naves del Palacio Real de Pamplona, edificado a finales del siglo XII con una estructura muy parecida, dado que la mayor de ellas constaba de un gran espacio rectangular con ocho arcos de piedra transversales que sostenían una cubierta de madera. En octubre de 1997, con motivo de la realización de obras en su entorno, fue liberada mediante excavación buena parte de su cara septentrional, lo que permitió ver que disponía de contrafuertes a distancia uniforme, que servían para contrarrestar los empujes de los arcos transversales que habrían constituido su cubierta. Posteriormente estos restos fueron de nuevo tapados a la espera de alguna intervención futura. También por las mismas fechas estaban a la vista, como consecuencia de las correspondientes excavaciones, las primeras hiladas del muro que corría paralelo al sur, con sus correspondientes contrafuertes. Estos restos permanecen hoy bajo el jardín al Oeste del claustro. En la puerta se ve una marca de cantero, una A con marcado trazo horizontal superior, que nos recuerda a algunas empleadas en edificaciones de finales del XII y comienzos del siglo XIII. Visto en conjunto, es indudable que nos encontramos ante los restos de lo que fue un edificio monumental, de unos 550 m2. Suponemos que su aspecto interior se asemejaría al de otra edificación medieval, Itzandeguía, que tras la pertinente restauración ha recuperado su aspecto original de nave única con arcos transversales que sostenían una cubierta de madera. Este era el tipo más frecuente en las edificaciones hospitalarias medievales navarras, como prueban otros restos llegados a nuestros días mejor o pero conservados (Larrasoaña, Velate, etc.). La fuente que proporciona más noticias sobre el aspecto original del gran hospital de Roncesvalles, conocido en la Edad Media como “la Caritat”, vuelve a ser el poema La Preciosa, que se refiere a su estado en época románica, a comienzos del siglo XIII. La denomina Domus hospitalis y menciona la existencia de dos casas para los enfermos, una para mujeres y otra para hombres (Dua sunt aptissime domus infirmorum / Quarum una feminis, altera virorum / Deputatur usibus, voluptati quorum / presto sunt per omnia genera bonorum), iluminadas de día por la luz divina y de noche por lámparas que semejaban la luz matutina, de lo que deducimos que estaban bien dotada de ventanas (restos de una ventana fueron reconocidos en el muro liberado en 1997). Tenían en medio un altar en que eran veneradas las santas Catalina y Marina (Infirmorum domibus die lux divina / Nocte splendent lampades, ut lux matutina / Est altare medium, in quo Catherina / Veneratur iugiter, simul et Marina). Las estancias estaban dotadas de lechos bien dispuestos (Requiescunt mollibus lectis et ornatis) y habla también de un almacén de frutos (Est in eis camera fructibus ornata). Nada de todo ello puede rastrearse en lo que ha llegado a nuestros días, puesto que sólo son reconocibles la puerta y el muro citado. En cuanto a su cronología, tan escasos restos no permiten avanzar mucho desde el análisis de su materialidad. Otra vez volvemos a La Preciosa para encontrar un dato valioso: el comienzo de los cimientos del hospital en 1132. En efecto, la expresión Hospitalis fieri cepit fundamentum / Quod iter agentibus est operimentum parece referirse al comienzo de la materialidad de un edificio hospitalario (aunque podría entenderse también como el inicio de la institución hospitalaria y no estrictamente de la construcción). Ahora bien, no necesariamente alude a aquel del que formaba parte el muro que hemos comentado. Ya hemos dicho que la edificación navarra materialmente más cercana es la llamada nave del jardín del Palacio Real, de finales del siglo XII, que coincide en su estructura y en la disposición interior de su puerta. Además, la Caritat está enfrente de la iglesia edificada por Sancho el Fuerte en los primeros años del siglo XIII y su monumentalidad se correspondería mejor con el empeño que produjo el templo gótico, tan singular en el panorama hispano. Un último elemento, concretamente el modo como quedan achaflanadas las ménsulas y el vano de la puerta, no es habitual antes de 1200, por lo que, a la espera de nuevos elementos que permitan afinar más, proponemos para esta obra una ejecución en las primeras décadas del siglo XIII.