Santa María de Camprodon
Iglesia de Santa Maria (capiteles)
El altar de la iglesia gótica de Santa Maria, parroquia de Camprodon, es sostenido por cuatro capiteles románicos reaprovechados que han sido condenados al olvido historiográfico.
La primera de las cestas (a la izquierda del altar) presenta una decoración a base de parejas de leones afrontados que comparten cabeza, siguiendo un esquema bastante común en la escultura rosellonesa de mediados del siglo xii, y que podemos encontrar en el claustro de Sant Miquel de Cuixà, en la tribuna de Serrabona y en la portada de Santa Maria de Cornellà de Conflent; el registro superior del capitel está decorado por dos parejas de volutas de las que emergen cabezas humanas. El segundo capitel acoge tres sirenas-pájaro con las alas desplegadas y flanqueadas por hojas y pequeñas cabezas humanas. Su plumaje es evocado por una red de escamas en relieve, mientras que los dados centrales están decorados con pequeñas cabezas de personajes barbados (encontramos una réplica de este tema en un capitel del claustro de Elna, en Santa Maria de Cornellà de Conflent y en la ventana absidal de Sant Esteve de Saorra). El tercer capitel está decorado con figuras de leones alados que giran la cabeza hacia el ángulo. Tienen la punta de las alas en la boca, siguiendo una composición bastante habitual en la escultura de Serrabona y Cuixà. Finalmente, el cuarto capitel presenta cuatro bóvidos (probablemente rebecos) con la cabeza en los ángulos de la cesta. El astrágalo está compuesto por estrías entrecruzadas, mientras que el ábaco presenta una decoración ornamental con rosetas. El análisis estilístico corrobora las mencionadas relaciones con la escultura rosellonesa, especialmente con el claustro de Elna y la portada de Santa Maria de Cornellà de Conflent, donde encontramos los mismos motivos.
Buena parte de la historiografía que ha abordado el estudio de los capiteles del altar de Santa Maria de Camprodon ha catalogado las piezas como vestigios del antiguo claustro de Sant Pere. Sin embargo, el análisis morfológico de los capiteles demuestra que están esculpidos en dos de sus cuatro caras, de manera que no estaban adosados a pilares ni eran exentos, y por lo tanto no formaban parte de un claustro. Tal evidencia abre la posibilidad a otras especulaciones. En primer lugar, podríamos pensar que los capiteles formaban parte de alguna puerta que permitía el acceso desde la iglesia o dependencias monacales al claustro del monasterio de Sant Pere. No obstante, si observamos el plano de la Bibliothèque Nationale de France del año 1689 (mencionado en la ficha dedicada a Sant Pere de Camprodon) veremos como el acceso al claustro se realizaba mediante una puerta en arco de medio punto situada en el brazo sur del transepto, que todavía se conserva en el edificio actual.
Todo ello nos lleva a pensar que probablemente los capiteles formaban parte de una portada monumental, hoy desaparecida, situada en la iglesia parroquial de Santa Maria de Camprodon. Aunque el edificio actual es una obra de finales del siglo xiv, afortunadamente conservamos noticias documentales sobre el templo románico precedente. La iglesia aparece documentada por primera vez en una bula del papa Benedicto VIII a favor del monasterio de Sant Pere, del 1017: Parroquiam autem de ipsa valle, Ecclesiam sanctae Mariae cum decimis atque primitius et oblationibus fidelium absque tributo. Cabe pensar que el templo fue erigido para el culto de los fieles que habitaban el núcleo que a partir del siglo xi se formó alrededor del monasterio de Sant Pere. Posteriormente, la iglesia es citada en el acta de consagración de la iglesia de Sant Pere de Camprodon, del 1169: In die vero consecrationis concessit praedictus Praesul praefato monasterio Ecclesiam sanctae Mariae quae juxta ipsum monasterio fundata est cum omnibus suis terris. Es decir, la iglesia estaba situada al lado del monasterio, pero fuera del recinto monástico.
La construcción de la iglesia actual, a finales del siglo xiv, propiciaría la destrucción del templo precedente y de su portada monumental, de la que tan solo habrían pervivido los cuatro capiteles de mármol. En este sentido, cabe pensar que los capiteles fueron reaprovechados en alguna estructura del nuevo edificio gótico. Prueba de ellos es la fotografía realizada en el año 1918 por Josep Salvany, donde podemos ver los capiteles insertados en el muro sur del templo de Santa Maria. Esta puerta fue abierta en el año 1710, cuando la construcción del coro y la capilla de los Dolores obligó a cerrar el acceso principal, situado en la fachada oeste. En origen, los cuatro capiteles debieron formar parte del portal románico de la iglesia parroquial de Santa Maria, situado a los pies del templo. En cualquier caso, no cabe duda de que las piezas sufrieron un periplo y quizás más de un traslado antes de acabar en su emplazamiento actual, como soportes de la mesa de altar.
El portal podría haber presentado en origen un esquema similar al de la portada de la iglesia de Sant Esteve de Llanars (consagrada el 1168), con dos arquivoltas que apean sobre columnas con fuste cilíndrico y capitel. Se trata de una tipología recurrente en las comarcas del Ripollès, Empordà y Garrotxa, donde encontramos toda una serie de portadas, como la de Sant Cristòfol de Beget, que repiten este esquema de raíz rosellonesa y que tiene su origen en los portales de Sant Jaume de Vilafranca del Conflent y en la escultura de los talleres de Serrabona y Cuixà. De hecho, algunos de los temes representados en los capiteles de Santa Maria de Camprodon aparecen en la portada de otra iglesia mariana, Santa Maria de Cornellà Conflent, presidida por la Maiestas Mariae. Todo ello nos llevar a pensar en el último cuarto del siglo xii como fecha de realización de los capiteles y de la portada, cuya construcción pudo ser contemporánea a la reforma constructiva emprendida en la vecina iglesia de Sant Pere (1169).
En cuanto al estilo, el análisis visual de las piezas de Camprodon revela toda una serie de recursos compartidos con las producciones de los denominados talleres roselloneses, que a partir del tercer decenio del siglo xii desplegaron una importante actividad escultórica en los condados catalanes ultrapirenaicos (Rosellón, Conflent,) caracterizada por la talla del mármol. Así, mientras que el motivo de los leones afrontados y los leones alados tienen su raíz en el claustro de Cuixà y la tribuna de Serrabona, los dos capiteles restantes decorados con bóvidos y sirenas-pájaro aparecen en Elna y Cornellà de Conflent. A ello cabe añadir el estilo de las piezas, con rostros expresivos y refinados que permite equiparar las piezas a los paralelos citados. Todo ello llevó a Marcel Durliat a afirmar que los capiteles habían sido importados directamente del Rosellón, convirtiéndose de este modo en uno de los mejores testimonios de la producción en serie de los talleres roselloneses (Cet ensemble de quatre chapiteux, fort homogène, de même épannelage, de même marbre et de même style, a été directament exporté du Roussillon à l’époque où l’on decorait Elna et Corneilla-de-Conflent. Il constitue un dels meilleurs témoignages du transport à d’assez grande distance de la production en série des ateliers roussillonais). Lo cierto es que a partir de la relación estilística de la escultura de la zona del antiguo condado de Besalú con las obras de la denominada escuela rosellonesa, se ha pretendido justificar la llegada masiva de artistas del otro lado de los Pirineos, pero sobre todo la creación de un sistema de producción seriada de piezas que serian exportadas a otros centros. Aún reconociendo la familiaridad temática entre los capiteles de algunos conjuntos ripolleses (galería porticada de Sant Jaume de Queralbs, portada de Sant Esteve de Llanars) con la escultura rosellonesa, en la mayor parte de los casos se trata de una adaptación local de estos temas, con una decantación del estilo hacia la geometrización y esquematización del modelo.
Los capiteles de Santa Maria de Camprodon constituyen, sin embargo, el único caso en el que podríamos valorar una vinculación directa con la órbita rosellonesa, ya sea a través del trabajo de un escultor formado en los talleres roselloneses o bien de la importación de las piezas de mármol. No podemos olvidar, en este sentido, que el material utilizado en el resto de conjuntos vinculados con estos talleres es la piedra caliza (Llanars, Queralbs, Bianya), mientras que en Camprodon encontramos el empleo de otro material, mármol, explotado y utilizado en conjuntos de la Cataluña Norte.
Sin duda, los capiteles de la parroquial de Santa Maria constituyen un epílogo a parte en la relaciones con la escuela del Rosellón; cuatro piezas excepcionales desde un punto de vista técnico y formal, sin parangón en la plástica románica catalana.
Texto y fotos: Carles Sánchez Márquez
Bibliografía
Birba i Perramon, L., 1997, pp. 135-137; Camps i Sòria, J., 1990, p. 51; Catalunya Romànica, 1984-1998, X, pp. 102-103; Durliat, M., 1950, III, pp. 78-82; Sánchez Márquez, C., 2014, pp. 107-118.