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Capiteles con decoración vegetal de hojas puntiagudas partidas por un acusado nervio central. Ubicados en el acceso al ábside más meridional

Identificador
40164_01_089
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 7' 5.66" , -3º 43' 27.25"
Idioma
Autor
Carlos Álvarez Marcos
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Miguel

Localidad
Arcones
Municipio
Arcones
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
DENTRO DE LOS CINCO BARRIOS que componen el término de Arcones, la iglesia se encuentra enclavada en el de Castillejo, en la plaza mayor en un cruce de caminos que conducen hacia el barrio de Arconcillos en dirección a Pedraza o bien hacia el barrio de Huerta, carreteras ambas que pasan junto al edificio por sus lados este y oeste. Como dato curioso acerca de esta iglesia se tiene documentada la presencia de Rodrigo de los Corrales, cantero que trabajo en el edificio en el siglo XVI ya que a su muerte en 1527 deja constancia en su testamento como la iglesia de Arcones todavía le debía dinero por obras que había efectuado en ella, aunque desconocemos cuales fueron esos trabajos. Exteriormente llama poderosamente la atención las dimensiones generales del edificio, impropias para una parroquia rural, con una cabecera de tres ábsides entre los que se intercala una torre, tres naves con tejado de cubierta a dos aguas, un portal de entrada y un pequeño jardín que rodea al edificio en su costado meridional. Aunque la mayor parte de los muros que conforman la iglesia permanecen enfoscados, en algunos puntos todavía es visible el material constructivo empleado, una ruda mampostería unida por una gran cantidad de argamasa. La sillería se reserva para las esquinas de los ábsides y la decoración de ventanas y canecillos. Así pues, nos encontramos ante una iglesia de cuatro ábsides aunque uno de los cuales no es visible al permanecer oculto al exterior por un tramo recto sobre el cual se edifica la torre campanario de la iglesia. El ábside central dobla en altura a los dos laterales y se encuentra enfoscado en su mayor por una capa de tono blanquecino en la que se imita el despiece de sillares mientras que dos vanos de formato rectangular iluminan el interior de la cabecera realizados muy probablemente tras la colocación del retablo del altar mayor en época barroca. De esta misma época creemos también que es la reforma de la parte superior del ábside en la cual creemos que se aumenta la altura del mismo considerablemente y se cambia la cornisa románica por una pieza lisa sin decoración. Tanto el ábside norte como el ábside sur presentan unos volúmenes y una ornamentación de similares características lo que nos hace suponer un mismo momento constructivo para ambas Ambos tienen sus muros enfoscados con una pequeña ventana que se ubica en el eje central como único motivo ornamental que anima el muro liso. La ventana del ábside norte tiene forma de arco de medio punto recogido por dos pequeñas columnas muy desgastadas en las que apenas se distingue nada de la decoración de los capiteles que las coronan. Los cimacios sobre los capiteles llevan esculpido un tallo vegetal que se curva formando círculos en los que se inscriben pequeñas flores de cuatro pétalos triangulares. La ventana se completa con una chambrana que protege el conjunto decorada con, desde la parte interna a la externa, un delgado bocel, una moldura de media caña y un filete o listel. El otro vano del ábside sur sigue un esquema similar con una ventana de arco de medio punto que descansa igualmente en columnillas con capiteles muy deteriorados aunque en este caso todavía es posible distinguir su decoración vegetal de grandes hojas lisas y cimacios ornamentados el del lado izquierdo con tallo ondulante del que surgen hojas, puntiagudas y curvas, y en el lado derecho con flores de cuatro pétalos dentro de círculos. En los canecillos que sostienen las cornisas de ambos ábsides se observan una variada gama de motivos decorativos, tales como canes con perfil de proa de barco, de nacela o doble nacela, rollos, carnosas hojas vegetales o pequeñas cabezas de animales, motivos todos ellos tratados de una forma bastante tosca que, junto con la decoración de las ventanas, nos hablan de la existencia de un escultor o taller escultórico local desconocedor de influencias escultóricas externas. El cuarto ábside, recto al exterior como hemos mencionado anteriormente, se encuentra intercalado entre el ábside principal y el ábside sur, y sobre él se construye la torre del edificio dividida en tres cuerpos separados por impostas, con perfil de chaflán la inferior y de doble filete la superior. El piso bajo permanece enfoscado mientras que en los dos pisos superiores podemos ver el material constructivo empleado, una ruda mampostería reforzada con sillares en las esquinas. En el último cuerpo se ubican las sencillas troneras románicas, una a cada lado albergando las campanas de la iglesia, con forma de arco de medio punto doblado y con una pequeña imposta abiselada a la altura del cimacio como único elemento ornamental. La construcción de las torres campanario justo encima de uno de los ábsides de la iglesia es una característica que se repite en varias iglesias de la tierra de Pedraza como los templos de Aldealengua de Pedraza, Valleruela de Pedraza, Requijada, o San Juan en Orejana, y también en otros templos de la capital segoviana como San Quirce o San Andrés. Exteriormente el resto del edificio es fruto de una reforma de estilo barroco que pudo ser realizada tardíamente ya en el siglo XVIII. Únicamente el portal adosado a lo largo del lado meridional del templo es una transformación posterior a estas fechas que quizá destruyó el posible pórtico de esta iglesia ya que todavía Gudiol Ricart y Gaya Nuño a mediados del siglo XX señalan como “otro pórtico, con ábside a estilo de San Millán de Segovia, hay en Arcones”. Si realmente la iglesia tenía un pórtico adosado en el lado meridional, nada ha llegado hasta nuestros días de él, pero la comparación que hacen los dos autores arriba citados con la iglesia de San Millán de Segovia es al menos comprensible si contemplamos las dimensiones de la cabecera de la iglesia de Arcones con sus cuatro ábsides. Señalar finalmente en este recorrido exterior como en los contrafuertes y en el propio muro de poniente de la iglesia se han reaprovechado varias dovelas románicas, al menos ocho, la mayoría con motivos de entrelazo que van formando figuras geométricas o rosetas cuatripétalas y hexapétalas. La entrada moderna del edificio, situada en el lado sur, da paso a un amplio vestíbulo en el cual nos encontramos de frente con la puerta de acceso al interior de la iglesia y en el muro lateral oriental de este vestíbulo una pequeña portada románica construida con sillería salvaguarda la entrada a otra estancia a modo de atrio que culmina con el ábside sur que vemos en el exterior. Esta pequeña portada se encuentra reubicada aquí desde su emplazamiento original y quizá formó parte del pórtico que, muy probablemente tuviese la iglesia. Está formada por un pequeño arco de medio punto ligeramente peraltado ya que a la altura del salmer se le añadieron dos sillares que actúan casi como cimacios. El arco descansa en dos pequeñas columnas con basas de sencillo toro grueso, fustes lisos monolíticos y pequeños capiteles uno de ellos liso sin decoración y el otro decorado con una cruz de malta inscrita en un círculo. Toda la portada tiene restos de policromía de tonos rojizos difíciles de datar cronológicamente. Una vez dentro de esta estancia nos encontramos con un espacio rectangular, utilizado en ocasiones para impartir la catequesis y que se comunica con las naves de la iglesia por una puerta adintelada con la inscripción: AGOSTO 18 DE 1803; este pequeño atrio culmina en el ábside más meridional de la iglesia al interior del cual se accede por un arco de medio punto doblado de sillería que apoya en columnas acodilladas sobre plinto, columnas que culminan en capiteles de decoración vegetal, tres de ellos con hojas puntiagudas partidas por un acusado nervio central mientras que en la otra cesta las hojas se curvan en la punta formando pequeños cogollos. Los cimacios llevan un sencillo perfil de doble nacela que se prolonga a esta altura por todo el ábside en forma de línea de imposta abiselada. El interior de esta capilla, bastante oscura a pesar de la ventana románica abocinada ubicada en la parte central, se encuentra abovedada utilizando la bóveda de cañón para el tramo presbiterial y la bóveda de horno para el ábside semicircular. El muro del presbiterio se ve animado por dos arquerías ciegas de medio punto que apoyan en columnitas con capiteles de hojas muy esquemáticas sólo visibles en algunos de ellos debido a su avanzado estado de deterioro. Es en esta pequeña capilla sur donde encontramos una pequeña puerta adintelada que nos permite el ingreso a la torre, intercalada como ya habíamos visto entre el ábside central y el meridional. Aunque al exterior el cuerpo bajo de la torre sea recto, interiormente tiene forma absidal siguiendo el mismo esquema que su contiguo, con cubiertas de bóveda de cañón y bóveda de horno para el presbiterio y el ábside respectivamente, arquerías ciegas en los laterales recogidas por jambas prismáticas con las esquinas matadas por un bocel y una línea de imposta de perfil abiselado recorriendo el interior de la capilla. Existen restos de una ventana ubicada en el eje central que tendría forma de arco aunque actualmente tan sólo se conserva un pequeño vano de formato cuadrangular único punto de iluminación directa de todo el ábside. Toda la estancia ha sido sustancialmente renovada debido a la construcción de unos aseos y al estar siendo utilizada como pequeño almacén; la comunicación con la iglesia se realizaba a través de un arco de medio punto sobre jambas prismáticos y con cimacios en forma de chaflán cegado hoy día por uno de los retablos de la iglesia. La subida a lo pisos superiores de la torre se realiza por una escalera de madera que no existía originalmente y cuya colocación ha supuesto el rompimiento de parte de las bóvedas que cubren la estancia. El hecho de que originalmente no se tuviera acceso al campanarios desde el cuerpo bajo permite formular la hipótesis de que estos ábsides sobre los cuales se alzan las torres fueron utilizadas en su origen como capillas de uso privado en incluso probablemente algunas de ellas como capillas funerarias. Anteriormente hemos señalado como estos ábsides sobre torres son comunes en varias iglesias de la tierra de Pedraza, con entrada únicamente por el interior del templo, lo cual motiva que para acceder a los campanarios fuese necesario practicar una entrada por el exterior del edificio resuelta, creemos, en muchos casos por una simple escalera de madera. El interior de la iglesia se articula en tres naves separadas entre sí por grandes arcos de amplia luz construidos con sillería y cubiertas por falsas bóvedas de cañón las naves laterales y la nave central bóveda de cañón con lunetos, las tres realizadas durante la reforma del siglo XVIII, acompañadas por una serie de molduras de yeso con policromía de tonos blanquecinos y amarillentos aunque es muy posible que en la fábrica original la techumbre fuese de madera. La capilla mayor presenta unas características muy similares a las naves al estar totalmente modificada su fábrica original, recrecida en altura, con un retablo ocultando la mayor parte del ábside semicircular, y ciñéndose los restos románicos a una serie de sillares con marcas de labra a hacha que se encuentran en la parte inferior del arco triunfal. El ábside septentrional, actualmente utilizado como sacristía, es muy similar en cuanto a sus dimensiones al ábside sur teniendo su único acceso por una pequeña puerta ubicada en el ábside principal, ya que la comunicación original de este ábside norte con la nave y el resto de la iglesia a través de una arquería permanece cegada por la posterior colocación de uno de los retablos existentes en la iglesia. El interior se aboveda repitiendo el esquema de las otras capillas menores, con bóveda de horno para el tramo semicircular y bóveda de cañón para el tramo recto. A ambos lados del presbiterio se ubican dos arquerías ciegas de medio punto construidas con sillares recogidas en el caso de la arquería más meridional por columnitas con capiteles de hojas esquemáticas apenas labradas mientras que la arquería norte ha sido mutilada en parte eliminándose las columnas sobre las que apoyaba debido a la colación en este lugar de una cajonera donde se guardan las vestiduras litúrgicas. En la parte inferior del ábside se encuentra una credencia de forma trilobulada que servía para guardar los objetos litúrgicos empleados en la eucaristía. Hemos señalado como la comunicación con la nave norte permanece cegada por un retablo pero todavía son visibles los restos, modificados eso sí, del arco que comunicaba ambas estancias, arco éste de medio punto sencillo recogido por columnas rematadas por capiteles ambos de decoración vegetal: en uno de ellos de grandes hojas de palmeta que rematan en crochets mientras que la otra cesta lleva acantos rematados por pequeños cogollos en las esquinas con una cabecita de felino que parece insinuarse entre las hojas. Los cimacios conservados sobre los capiteles están decorados de forma diferente cada uno de ellos ya que mientras uno lleva pequeñas estrellas de cuatro puntas rodeadas por un triple círculo el otro tiene flores de cuatro carnosos pétalos dentro también de un pequeño círculo. En el ángulo noroccidental de la iglesia se ha reservado un pequeño espacio para ubicar la pila bautismal románica de la iglesia (124 cm de diámetro x 103 cm de altura) de copa semiesférica decorada con doce gallones y embocadura abocelada. Siendo difícil establecer una cronología precisa para este edificio, creemos que, al igual que otras iglesias románicas de la provincia, ésta deber ser bastante tardía llevando la fecha de erección de este edificio hasta el primer cuarto del siglo XIII.