Pasar al contenido principal
x

Capitel de la ventana absidal

Identificador
09515_08_003
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Andrés

Localidad
Villamagrín
Municipio
Merindad de Cuesta-Urria
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
ESTE PEQUEÑO TEMPLO parroquial se asienta en ladera, a unos 200 m a poniente del caserío. Hecho a base de sillería y mampostería, cuenta con ábside semicircular, presbiterio recto y nave única con espadaña a los pies, con sacristía adosada a la parte anterior de la nave, en el muro del evangelio, y portada abierta al sur, bajo humilde tejavana. Un pequeño cementerio, sin uso, rodea a la iglesia por el lado septentrional. Las diferentes etapas muestran claramente distintos aparejos: la más antigua es la románica, que corresponde a toda la cabecera e inicio de la nave, donde se emplea sillería; una reforma -seguramente del siglo XVII- renovó prácticamente toda la nave, que es de mampostería trabada con cal, mientras que la sacristía y el pórtico son de mampuesto más pobre, y la espadaña combina sillería y mampostería. La cabecera es de buen aparejo, usándose curiosamente arenisca en la mitad inferior de los muros y caliza en la superior. El hemiciclo arranca de un somero podio y se articula en tres paños separados por dos pilastras que alcanzan la cornisa y que se retranquean frontalmente de manera desigual, con dos cuerpos en el caso de la septentrional y tres en el de la meridional. En el paño central se abre una ventana formada por una estrecha saetera enmarcada en doble arco de medio punto, el exterior liso y el interior con rosca abocelada tallada en una pieza, apoyando sobre dos columnillas con basas de doble toro y escocia, con cortos fustes monolíticos y capiteles de tosca decoración: hojas planas y lanceoladas en el meridional y gruesas piñas en el septentrional -recordando a uno de San Martín de Elines-, en ambos casos bajo un listel plano y liso que hace la función de cimacio pero que forma parte del mismo bloque de piedra que la cesta. En época posmedieval se abrió el típico ventanal rectangular y abocinado en el paño sur, desmontándose entonces prácticamente la mitad superior de esa parte del muro, para recolocarse posteriormente el alero , que quedaría mal concertado. Este alero presenta cornisa de nacela, con un total de diez canecillos del mismo tipo irregularmente repartidos: tres en el paño sur, cinco en el central y dos en el norte. El presbiterio es corto y de la misma altura que el ábside, igualmente con las hiladas inferiores de arenisca y las superiores de caliza. Sus muros son completamente macizos, coronados por el mismo tipo de alero, con tres canes al mediodía y dos al norte. Un codillo, de la misma anchura que el que une presbiterio y ábside, da paso a la nave, en la que sólo se conserva de época románica esta zona de entronque con la cabecera, que una vez más es de sillería y con el mismo tipo de alternancia de rocas. Se renovó completamente en época posmedieval, quizá a causa de problemas de estabilidad, al hallarse el edificio en tan fuerte pendiente. Hoy de esa nave románica apenas si se conserva un lienzo de un metro de longitud en el muro sur y otro tanto en el norte, aunque en este lado sólo puede verse desde el interior de la sacristía. De lo que prácticamente no cabe duda es de que esa nave sería más alta que la cabecera, aunque tras la reforma quedaron a la misma altura. Más problemas de interpretación presenta la espadaña, pues si formalmente parece románica, posiblemente la renovación de la nave implicaría su desmantelamiento, aunque la reconstrucción en todo caso se haría siguiendo el mismo modelo precedente, incluso utilizando los mismos materiales, como ha ocurrido tantas veces. Ahora toda la piedra es arenisca, con esquinales y vanos de sillería y con el resto de mampostería, con un cuerpo inferior en el que además se manifiesta otra diferencia, pues su parte baja es de sillarejo, donde se aprecia una saetera cegada que nos hace pensar en que al menos esta parte pudiera ser superviviente de la primitiva estructura románica, aunque tampoco quede muy clara la cosa. Este cuerpo inferior se remata en dos chaflanes laterales que, mediante una imposta biselada, dan paso al campanario, con dos amplias troneras de medio punto doblado, sobre pilastras simples que se coronan con impostas envolventes de listel y chaflán, rematando el conjunto con un piñón triangular. En el interior los muros de la nave aparecen revocados, mientras que en la cabecera la sillería se puede ver bajo unas pinturas en gris, blanco y negro, que reproducen en buena medida un despiece de pequeños sillares, acompañado en la bóveda absidal por una gran venera y una cruz con los emblemas de la Pasión. El hemiciclo está presidido por la saetera abocinada bajo la que se encuentra la mesa de altar -posiblemente de la misma época- y sobre la que se dispone una imposta corrida de listel, bocel y chaflán que da paso a la bóveda de horno absidal y a la de cañón presbiterial. El arco triunfal es de medio punto, doblado, descansando en columnas cuyas basas parten de plinto y se componen de doble toro y escocia, con garras laterales. Los medios fustes rematan en toscos capiteles, el de la epístola con tres flores de lis, con palmetas colgando de los ángulos superiores, y el del evangelio con una monótona serie de hojitas lisas que suben hasta media cesta, rematando la parte superior en una moldura abocelada. Los cimacios participan del mismo perfil que las impostas que preceden a las bóvedas. En el intradós de este arco aparecen una pinturas en los mismos colores gris, negro y blanco, donde se representa seguramente el Árbol de Jesé, mediante un ramaje de desnudos troncos, del que nacen ocasionales florones de los que a su vez nacen sendos personajes vestidos a la moda del siglo XVI, época en la que hay que fechar estas pinturas. La nave, con coro a los pies, se cubre con madera a dos aguas y cabe destacar un afloramiento de roca en el ángulo sureste, sobre el que apoya directamente el muro. La puerta de la sacristía luce un escudo de armas con cuatro fajas cruzadas por una banda, igual al que aparece en una de las casas del pueblo y que Cadiñanos cree que pudiera ser de los Arroyo. En conclusión, este templo conserva completamente su cabecera románica, obra sin duda muy tardía, quizá hecha ya en los comienzos del siglo XIII. La nave -seguramente incluyendo la espadaña- fue renovada en siglos posmedievales, aunque manteniendo prácticamente las mismas dimensiones de la precedente, bastante reducidas pero suficientes para la poca población que siempre debió de tener Villamagrín.