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Capitel de la portada románica situada en el último tramo del muro del evangelio. Anunciación

Identificador
31177_02_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Alberto Aceldegui Apesteguía
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro

Localidad
Lezáun
Municipio
Lezáun
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Descripción
LA PARROQUIA DE SAN PEDRO de Lezáun conserva una parte de su construcción original datada en el último tercio del siglo XII. En el XVI se edificó una nueva iglesia, mucho más grande, que quedó adosada al muro de la epístola de la antigua edificación románica. También en época posmedieval se añadió una gran torre sobre los pies de la nave original (como evidencia el aparejo empleado, con cadenas de sillares en las esquinas, las molduras y los vanos del campanario). A partir de entonces la edificación románica funcionó como una pequeña nave aneja a la iglesia renacentista, hasta pasar a ser capilla bautismal aislada de la iglesia y a la que se ha de ingresar por su portada románica, situada hoy a los pies del muro interior del evangelio de la fábrica renacentista. Al exterior del ábside semicircular, la presumible ventana axial románica fue sustituida por otra de mayores dimensiones en la que se adivina sillería de buena calidad a ambos lados. De medio punto y rodeada de muros revocados, no es posible llevar a cabo un estudio detallado de su integración en la fábrica antigua y de la posible perduración de elementos originales. Lo mismo sucede por su parte interior, con el vano oculto por un retablo. El exterior de la fábrica románica culmina en canecillos totalmente renovados y cubierta moderna. La portada románica se encuentra, como ya hemos anticipado, dentro de la iglesia renacentista, en el último tramo del muro del evangelio de la citada construcción. Muy probablemente es su ubicación original, que correspondía al muro de la epístola de la fábrica románica. Consta de tres arquivoltas lisas en platabanda que descansan en una sencilla moldura. Las de los extremos apean en montantes de sillar, mientras que la central lo hace sobre columnas con capiteles historiados dedicados a escenas del ciclo de la Infancia de Cristo. A las columnas les faltan las basas, que habrían de estar por debajo del actual pavimento de madera. En el capitel situado a la izquierda del observador, en su parte frontal, vemos la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel. Las damas están situadas junto a un árbol de ramas entrelazadas, tan frecuente en la escultura tardorrománica hispana; aparecen abrazadas de perfil y acercan sus rostros como para besarse. Con las manos rodean los cuellos y se ciñen la cintura. En la cara interna vemos la Natividad del Niño Jesús con la Virgen acostada y asistida por una doncella en primer plano, y el infante, un ángel, la mula y el buey, en segundo, en la esquina superior derecha. En el capitel derecho apreciamos lo que queda de una escena de la Anunciación. El ángel Gabriel, rodilla en tierra, levanta la mano derecha en gesto de dirigir la palabra a quien estuviera ante él. La figura correspondiente, la Virgen María sedente, está completamente destrozada. En el extremo derecho del capitel reconocemos un personaje sentado, que reposa la cabeza sobre su mano derecha, en el gesto que habitualmente identifica a José dormido. Está claro que los capiteles siguen el orden inverso al habitual, lo que puede deberse bien a que se ha producido algún cambio de la puerta a lo largo de la compleja vida de la iglesia o bien a un descuido en el montaje Las figuras del arcángel San Gabriel y de San José son de gran calidad, realizadas con un canon correcto y pliegues bastante naturales, al igual que sus expresiones. Siguen los esquemas de la tradición bizantinizante, con zonas lisas (en hombros, codos y muslos) junto a otras donde se multiplican los plegados. Las imágenes de María y Santa Isabel, en el abrazo, presentan cabezas desproporcionadas y cuerpos esbeltos, igual que Nuestra Señora postrada en el lecho y atendida por una doncella en la escena de la Natividad. Las imágenes del niño Jesús, del ángel, de la mula y del buey son un tanto más sencillas al carecer de mayor espacio para su plasmación. En general, el ejecutor de estos capiteles es buen maestro, con una calidad apreciable. En los últimos años diversos estudios han coincidido en atribuir ambos capiteles al mismo escultor que realizó los de la portada de Santa María de Eguiarte, en el mismo valle, que también desarrollan escenas del ciclo de la infancia, así como la ornamentación esculpida de la cercana ermita de Santa Catalina de Azcona. Aprecian igualmente que estas tres obras derivan de la portada meridional de San Miguel de Estella. De este modo, nos encontraríamos con que uno de los maestros que intervinieron en la portada estellesa, a continuación se asentó en un valle cercano, donde recibió encargos sucesivamente, unos más complejos, otros más sencillos, en función de las posibilidades económicas de los promotores. La datación de todo este conjunto dependerá de la atribuida a la portada estellesa, siendo la puerta de Lezáun siempre posterior al gran edificio de San Miguel, en el último tercio del siglo XII. Un rasgo iconográfico destacable es el hecho de que Gabriel haga la genuflexión ante María, postura que por lo conocido hasta ahora parece haberse desarrollado por primera vez en la escultura en el relieve de la Anunciación- Coronación del claustro de Silos. Estilísticamente también son detectables ciertas relaciones con el segundo taller silense, con lo cual resulta factible pensar en su influencia en Lezáun. Eguiarte y Azcona aunque, eso sí, pasando por la portada de San Miguel de Estella. Al interior la pequeña iglesia es muy sencilla, se divide en cuatro tramos más la cabecera, hoy prácticamente irreconocibles ante tantas reformas, pinturas y yeserías. Se estructura a base de simples pilastras donde descansan los fajones de medio punto. La bóveda es de medio cañón para los tramos -muy reformada- y lo que se supone fue de horno para la cabecera, parcialmente transformada por las obras posteriores. Por último, la pila bautismal medieval se sitúa en el lado del evangelio y presenta fuste achaflanado con pencas en la basa y taza poligonal lisa.