Identificador
09126_06_006
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega,Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Talamillo del Tozo
Municipio
Basconcillos del Tozo
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN se encuentra en el punto más alto del pueblo rodeado del caserío y de tierras cultivables. Su acceso se realiza a través de una escalinata pequeña, estrecha y muy pronunciada desde donde se contempla una imagen cautivadora del entorno. El edificio está construido en sillería arenisca bien dispuesta y escuadrada, aunque en algún tramo observemos cierto descuido en la colocación. La planta actual poco tiene que ver con la fase románica, ya que consta de tres naves cubiertas con bóveda de crucería nervada y cabecera semicircular. Del primitivo templo románico sólo se ha conservado el ábside y parte de la caja de muros con sus cornisas y canecillos. El resto del edificio responde a planteamientos arquitectónicos posteriores con sucesivas reformas y restauraciones, a veces no muy afortunadas. Pese a ello podemos deducir que originariamente tuvo una sola nave y un ábside semicircular precedido de tramo recto. En el exterior, el ábside se compartimenta en tres paños por medio de dos columnas entregas que se elevan desde un pequeño podium. En esta zona se concentra un gran repertorio iconográfico y decorativo, aunque desgraciadamente la erosión de la arenisca ha impedido que algunos canes puedan ser contemplados en su máxima expresión. En el paño central se abre una ventana románica formada por arco de medio punto decorado con flores y una chambrana con clavos. Apoyan sobre dos columnillas coronadas por capiteles vegetales. El alero se remata en la cornisa ajedrezada, soportada por una serie de canecillos figurados entre los que se distinguen distintos animales (cérvidos, reptiles y aves), guerreros, una figura de aspecto simiesco, un personaje sosteniendo un tonel y una pareja en pleno acto sexual que parece aludir al pecado de la lujuria. En el muro septentrional de la nave advertimos otra campaña constructiva, comenzando con la apertura de una ventana y una puerta en el primer tramo de la nave actualmente cegadas, continuando con la reutilización de la caja muraria perteneciente a la primitiva nave que se remata con una cornisa biselada soportada por un rico muestrario de canecillos, alguno de los cuales repite motivos ya vistos en el ábside. Vemos de nuevo a una pareja efectuando el coito y a un personaje cargando con un barril a sus espaldas (como en Sandoval de la Reina y Padilla de Arriba, entre otras). El resto representan animales, arpías, un lector, un contorsionista y una cabeza zoomorfa flanqueada por dos serpientes enroscadas, similar a uno de los canecillos reutilizados en la casa particular de Padilla de Arriba. En el interior, el hemiciclo absidal se cubre con bóveda de cuarto de esfera -oculta tras el retablo mayor- y el presbiterio con bóveda de cañón apuntado que arranca de una imposta de billetes. En el muro de la epístola del tramo presbiterial se conserva una ventana románica decorada con restos de policromía gótica. Se compone de un arco de medio punto soportado por dos columnillas rematadas en capiteles decorados con un mascarón o cabeza antropomorfa, el derecho, y con motivos geométricos, el izquierdo. Comunicando la cabecera con la nave se abre un arco triunfal apuntado y doblado que apoya sobre una pareja de capiteles figurados suspendidos en el muro por medio de ménsulas de factura posterior. El del lado del evangelio representa un gran mascarón de ruda labra acompañado en los lados por cabezas de serpientes, mientras que el de la epístola muestra a un jinete provisto de casco, escudo y lanza, enfrentándose a un león, debajo del cual aparece otro animal. Entre el caballero y el felino se descubre una cabeza humana. El análisis de los elementos arquitectónicos conservados, especialmente la articulación del ábside, y el repertorio ornamental de sus canecillos y capiteles nos aproxima a una cronología centrada en torno a los últimos años del siglo XII y comienzos del siglo XII.