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Cabecera románica, convertida en capilla de la epístola

Identificador
09268_05_003
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Martín

Localidad
Valmala
Municipio
Valmala
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
UBICADA EN EL CENTRO de la localidad, la iglesia parroquial es un edificio de sillería arenisca, actualmente con una orientación norte-sur, dirección que tomó tras las profundas reformas que se acometieron en el siglo XVII o más probablemente en el XVIII. La organización del templo, tal como hoy se conserva, consta de un gran bloque cuadrangular en el que se disponen una cabecera sin diferenciar y una nave de tres tramos, con la sacristía adosada al testero y una espadaña a los pies, en la fachada sur, donde se abre la portada. Este moderno templo corta literalmente a una vieja iglesia románica, que conforma una especie de crucero a la altura del primer tramo de nave, aflorando hacia el este el ábside semicircular y el presbiterio, y hacia el oeste el último de los tres tramos en que se debió dividir la vieja nave románica, aunque no llega a destacar al encontrarse adosada ahí también la casa parroquial. En cuanto a los dos primeros tramos del edificio románico han desaparecido por completo. Fue ese antiguo templo una buena construcción levantada en la misma sillería de arenisca roja, con el hemiciclo dividido en tres paños mediante dos semicolumnas adosadas, los laterales macizos y el central presidido por un ventanal de estrecha saetera enmarcada por arco de medio punto sobre columnas. Este arco muestra las dovelas cuadrangulares lisas, trasdosadas por una chambrana con puntas de diamante, mientras que las columnas son de fustes entorchados con capiteles de someras y anchas hojas lisas, con piñas, también lisas, en los ángulos, bajo cimacios de doble caveto. La ventana se dispone sobre una imposta moldurada a base de boceles y nacelas pero que sólo se halla en el paño central, desapareciendo en los laterales, como ocurre en el cercano templo de Alarcia. Las columnas adosadas al muro, coronadas por capiteles similares a los de la ventana, alcanzan el alero, con cornisa de puntas de diamante sostenida por un conjunto de diez canecillos, con representaciones geométricas o figuradas, a base de cabezas animales y humanas, alguna de las cuales, de aspecto un tanto infernal, nos recuerda a las que aparecen en Padilla de Abajo. El presbiterio, ligeramente más ancho, surge de un corto podio de remate moldurado, como el que recorre también la base del hemiciclo, compartiendo igualmente el tipo de alero, cuyos canes muestran cabezas humanas, a veces grotescas, además de otra cabeza lobuna y un motivo vegetal. El muro norte está parcialmente oculto por un baptisterio tardogótico, antigua sacristía, mientras que en el sur se abrió una ventana hacia el siglo XVII. En cuanto a los restos de la nave románica, en el exterior se aprecia una construcción algo más humilde, combinando sillería y sillarejo. La fachada de poniente remataba en hastial, clareado mediante una modesta ventana de medio punto. El lado sur queda oculto por la casa parroquial y el norte muestra un alero igualmente más sencillo, con cornisa de listel y chaflán, con cinco canes de somera nacela. Pasando al interior del templo, la sensación de crucero que aporta el edificio románico es más clara, destacando aún más por el hecho de hallarse revocado en ocre, frente al color blanco que lucen el resto de los muros. La capilla que se abre en el lado de la epístola corresponde a la cabecera, con el hemiciclo cubierto en buena medida por un retablo, que deja ver la bóveda de horno de clave apuntada. El presbiterio se cubre con cañón apuntado, sobre imposta de doble nacela, dando paso a un arco triunfal doblado y apuntado, cuya rosca interna descansa en semicolumnas adosadas con capiteles que siguen la misma tipología que los que se veían en el exterior, aunque ahora las hojas tienen un nervio central y se vuelven en la parte superior, de donde cuelgan pequeñas bayas. Las cestas rematan en gruesos ábacos, con casetones, sobre los que se disponen los cimacios de doble nacela que se derraman por el testero de la antigua nave. Al otro lado, haciendo la función de capilla abierta en el muro del evangelio, encontramos lo que fue el tercer tramo de la nave románica, cuya estructura nos permite reconstruir la totalidad de aquel templo. Era pues una nave articulada en tres tramos, cubierta con bóveda de cañón apuntado que partía de una imposta corrida de listel y chaflán y que estaba soportada por dos arcos fajones, doblados e igualmente apuntados, con semicolumnas adosadas a pilastras. Sólo queda el arco posterior -que ahora es una especie de arco triunfal de la capilla-, cuyos capiteles se decoran una vez más con el tipo de hojas anchas y planas, de cuyos extremos penden piñas lisas u hojas palmeadas que semejan veneras, rematando en cimacios de listel y chaflán. A juzgar por los restos conservados, la iglesia románica de Valmala debió ser un edificio de cierta calidad, aunque más notable desde el punto de vista arquitectónico que escultórico, como demuestra la fábrica de sillería y la presencia de abovedamiento cubriendo la nave. La decoración de canecillos y capiteles en algún caso nos acerca a la iglesia de Arlanzón, sobre todo en ciertas cabezas grotescas de los primeros y en algunos tipos vegetales de hojas planas rematadas en piñas o formas aveneradas que aparecen en los segundos, aunque la modestia de nuestro templo respecto al otro resulta muy evidente. En la construcción posiblemente podamos diferenciar dos momentos, uno que corresponde a la cabecera y otro a la nave. Las distintas formas de cimacios e impostas parecen apuntar en ese sentido, aunque también es cierto que debieron ser obras consecutivas, pues el ambiente decorativo es el mismo. Podemos estar hablando de unas fechas que rondarían el año 1200, o más bien iniciándose ya el siglo XII, cuando se imponen un tipo de cestas vegetales de suma simplicidad, como las vistas aquí, y cuyos ejemplos más característicos los podemos encontrar en la iglesia del priorato palentino de Santa María de Mave, un templo fechado en estos momentos tanto por epigrafía como por documentación.