COLL DE NARGÓ

Iglesia de Sant Jaume del Mas de les Cases

En el kilómetro 37 de la carretera L-511, de Coll de Nargó a Isona, se ha de coger la carretera que conduce al valle de Sallent. Apenas recorridos 100 m, arranca una pista hacia el Norte, por la cual, tras 4 km, se llega a Cases. Desde allí ha de caminarse unos diez minutos por un sendero en dirección noroeste, hasta llegar a la iglesia de Sant Jaume.

Aunque en 1016 se documentaba una viña in locum que cocant in ipso viniario de Casas, y en 1094 Ramon Guillem de Taús realizaba un legado testamentario a su mujer Ermengarda ipsas baiulias de Cases, no es del todo seguro que se haga referencia a este lugar. Por otra parte, no se conserva ninguna mención de época medieval sobre el templo. No es hasta 1575 que aparece la primera noticia sobre el mismo, cuando, ante la amenaza de ruina, se señala la necesidad de reparar Sant Jaume de Puig de Cases, sufragánia de Sant Climent de Coll de Nargó.

Se trata de un edificio que presenta una planta compuesta por una estrecha nave rectangular y un ábside semicircular. El paramento exterior de éste último es liso y está coronado por un friso, muy deteriorado y de ruda factura, en el que se alternan pequeños bloques de piedra con espacios vacíos, que, aunque podría parecer que estaría pretendiendo simular, de una manera bastante tosca, una decoración de ajedrezado o, incluso, de dientes de sierra, lo más probable es que se esté reproduciendo la peculiar decoración del friso de la cercana iglesia de Sant Romà de Valldarques. En el centro del muro se abre una ventana de doble derrame y arco de medio punto. Una amenazante grieta atraviesa en diagonal el lienzo, cruzando por la ventana, la cual ha perdido la clave de su arco. Los muros laterales de la nave son lisos y, mientras que el septentrional carece de vanos, en el tramo occidental del meridional se abre una puerta de arco de medio punto formado por dovelas bien labradas y escuadradas. Al este de la misma, se halla una irregular ventana cuadrada, sin duda añadida con posterioridad. Otra abertura se encuentra en lo alto de la fachada occidental, la cual es de arco de medio punto en el exterior y rectangular y de derrame simple en el interior. Corona este lienzo un pequeño campanario de espadaña de un solo ojo. Además de la del ábside, otras dos grietas son testimonio de los problemas estructurales que padece el edificio: una se encuentra en el tramo oriental del muro norte y otra en el punto de encaje del ábside con el muro sur.

En el interior, la nave se cubre con una bóveda de cañón, que carece de arcos fajones, que arranca de sendas impostas formadas por piezas cerámicas planas. Por su parte, el ábside se cubre con la habitual bóveda de cuarto de esfera, y está separado del resto del templo por un tabique-retablo añadido con posterioridad, el cual transformó el espacio de la cabecera en una sacristía.

El aparejo utilizado en los paramentos está compuesto por irregular sillarejo, bastante desigual en sus dimensiones, dispuesto en hiladas más o menos uniformes. En la parte superior del muro norte es donde se aprecia el material más toscamente trabajado.

Se ha datado la construcción de este edificio en el siglo xii.

Texto: Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Fernando Arnó García de la Berrera

Bibliografía

Catalunya Romànica, 1984-1998, VI, pp. 182-183; Miret i Sans, J., 1916, docs. 82 y 151; Tragó, P., 1982, pp. 38-39.