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Vista general de Santa Eulàlia de Èller

Identificador
25051_07_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.416800, 1.792200
Idioma
Autor
Montse Jorba i Valero
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Santa Eulàlia de Èller

Localidad
Èller
Municipio
Bellver de Cerdanya
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Eulàlia de Èller

Claves
Descripción

BELLVER DE CERDANYA

Iglesia de Santa Eulàlia de Èller

Èller, que antiguamente formó municipio con Cortàs, está situado en la zona de la Solana, en la vertiente occidental del sector bajo de la Vall Tova, drenada por el río Duran, en los contrafuertes meridionales de la Serra de la Esquella. Está rodeado de bosques de pinos, prados para el pastoreo y tierras dedicadas al cultivo de cereales. Para acceder a Èller, se ha de tomar una pista asfaltada, a la altura del kilómetro 195,6 de la carretera N-260. La pista serpentea tomando altura rápidamente para llegar, al cabo de 5 km a Cortàs, tras el cual, se han de recorrer otros 3 km hasta Èller.

 

La iglesia de Santa Eulàlia de Èller aparece citada como Ellar en el acta de consagració de Santa Maria de La Seu d’Urgell de 839. Pertenecía al pagus Ollorbitensis desde 994, y dependía de la parroquia de Olopte. En un documento de 1001, vuelve a mencionarse la  la villa de Elar. Más adelante, durante la revuelta de las tropas del vizconde de Castellbò y del conde de Foix, se sabe, por el Memorial dels danys donats per lo comte de Foyx y bescomte de Castellbò a l'iglésia d'Urgell, que algunos clérigos, entre los que se cita al de Èller, pagaron rescates con el fin de que fueran respetadas sus parroquias.

El edificio, construido durante el siglo xii, presenta grandes similitudes con la cercana iglesia de Sant Policarp de Cortàs. Del original, quedan pocos elementos, que apenas se intuyen, pues ha sido objeto de muchas transformaciones. Consta de una nave rectangular, bastante pequeña, y un ábside ligeramente desviado hacia la izquierda. El primigenio semicircular fue derribado y sustituido por otro de planta rectangular, de mayores dimensiones para poder albergar un retablo barroco. Se le fueron añadiendo cuerpos prismáticos de diferentes alturas, que junto a la torre campanario, de planta cuadrada, le confieren un aire que tiene poca relación con la arquitectura románica.

Ya en el interior, se pueden observar partes de los elementos románicos originales, como los arranques del arco presbiterial, o de los gruesos muros laterales. A pesar de que la bóveda actual es ligeramente ojival, se sabe que la inicial era de cañón, y la del ábside de horno.

Se han conservado las pilas bautismal y de aceite. La primera, de piedra granítica, octogonal, y la segunda, también granítica, pero rectangular, conserva todavía el ennegrecido del aceite.

Presenta en la puerta de entrada un trabajo en hierro forjado propio de la época románica.  Los hierros, corresponden a tres tipologías diferentes, y a pesar de estar inspirados en la tradición románica, corresponden a una etapa de elaboración posterior.

Cristo en majestad

 

Procedente de esta iglesia, se conserva en el Museu Nacional d’Art de Catalunya un Cristo en majestad (inv. 49 366) con unas medidas de 83 x 85 x 15 cm. Se trata de una talla de madera policromada al temple, que ingresó en el museo en 1932 formando parte de la colección Plandiura. Se trata de una talla en madera policromada. A pesar de que algunos historiadores han puesto en duda su procedencia de la iglesia de Santa Eulàlia de Èller, podemos aportar pruebas que la confirman. En el Arxiu Diocesà d’Urgell existe documentación que informa que el pintor Antoni Badrinas había valorado la imagen el 15 de octubre de 1926 entre mil y mil quinientas pesetas. Fue adquirida por el marchante Josep M. Bardolet el 22 de abril de 1927 por tres mil pesetas, quien, a su vez, se la vendió al coleccionista Lluís Plandiura.

 

La cruz de madera que la acoge, no es la original, sino que es un elemento de líneas sencillas que seguramente se incorporó alrededor de 1961. Se conoce, por una fotografía (MNAC-neg.GE-319), el soporte original, también liso, al que le faltaba el brazo superior. Posteriormente, se presentaba con un soporte decorado con relieves de estuco en el anverso, y pintura con el Agnus Dei, en el reverso, que tampoco pertenecía a esta imagen, pues dicha cruz, que procedía de Bagergue (Vall d'Aran, MNAC 3 937), se unió a la talla durante su pertenencia a la colección Plandiura.

 

Formó parte de la exposición El Arte Románico (Barcelona y Santiago de Compostela, 1961) y, en la exposición El Museu explora (Museu Nacional d’Art de Catalunya, 2012- 2013), sustituyó a la majestad Batlló en su emplazamiento en la exposición permanente. Fue objeto de restauración el 1977 para fijar los pies y consolidar la pieza. Según Bastardes y Trens, formaría parte del conjunto de “majestats” atribuidas al denominado “Taller de Ripoll”, datadas hacia la segunda mitad del siglo xii. Sus características compositivas la asemejan a la denominada majestad de Viliella (Baixa Cerdanya), hoy desaparecida o en una colección particular de Madrid.


El Cristo se presenta con la cabeza ladeada y ligeramente inclinada. La junta y la arpillera de sujeción que se observan en la base del cuello, indican que se talló con independencia del cuerpo. El cabello, dibujado a base de surcos lisos y ondulados, sigue la dirección natural, al igual que los mechones del bigote y barba, que acaban tomando caminos divergentes. Destaca la posición de las redondeadas orejas, a la misma altura de los ojos, muy abiertos, como suele ser habitual en las imágenes románicas. Las extremidades superiores, talladas de manera independiente, están unidas a la cruz con clavijas de madera, que inicialmente estaban disimuladas bajo la policromía, y en ellas se intuye un suave doblez a la altura de los codos. Las manos, abiertas, muestran la pérdida de parte de las falanges. El Cristo viste túnica manicata larga, ceñida a la cintura con cíngulo de doble nudo, cuyos extremos caen a lo largo de la misma. La túnica debió de ser de color verde oscuro, como se observa en los pocos restos de policromía que conserva, y que además muestra una decoración, denominada cintamani,  a base de puntos amarillos en grupos de tres, aunque entre los dos extremos que penden del ceñidor, hay algunos puntos de una tonalidad rojiza. Esta indumentaria se puede interpretar como una evocación al Señor del Juicio Final (Ap. 1, 12-13). Cabe señalar que ni las manos ni los pies están agujereados por clavos, al igual que otras majestades como la de Travesseres (MNAC 65 504) o la de Les Planes (MEV 83). Este dato, refuerza la concepción de la imagen como Cristo triunfante y no como sufriente.

 

 

 

Texto y foto: Montse Jorba i Valero

 

 

Bibliografía 

 

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