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Detalle de la decoración de las arquivoltas de la portada occidental

Identificador
33391_03_015
Tipo
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Adriana Carriles García
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Juan

Localidad
Fano
Municipio
Gijón
Provincia
Asturias
Comunidad
Principado de Asturias
País
España
Descripción
SITUADA A UN LADO de la carretera que une Gijón con Pola de Siero, sobre una elevación en el centro del valle, la iglesia de San Juan de Fano conserva una magnífica portada de gran calidad técnica y cuidada ornamentación, que debe ponerse en relación con la dependencia que tuvo desde su fundación del monasterio de San Vicente de Oviedo, uno de los más poderosos de la región asturiana. La estructura original del templo sufrió diversas reformas a lo largo del tiempo, siendo la más importante, por lo drástico del proyecto, la efectuada en el primer tercio del siglo XX. Entonces se hizo una reconstrucción casi íntegra de la iglesia y se simplificó su planta, de nave única, que adoptó un testero recto. De la construcción románica sólo se conservó la portada occidental y, aunque enmascarados, los muros orientales de la nave y los que delimitaban el tramo recto que precedía al ábside semicircular de la antigua cabecera. En esta reforma también se añadió el pórtico occidental, que continuaba en el lateral sur, hoy cerrado y convertido en capilla. La nueva edificación se abrió de nuevo al culto en febrero de 1930. El estado actual de la iglesia es preocupante, pues presenta serios problemas de humedad que están afectando gravemente a la portada. Ésta se encuentra especialmente deteriorada en los capiteles y en las basas de las columnas, que han sufrido y siguen padeciendo graves destrozos a causa de la erosión. La portada, de considerable abocinamiento, presenta cuatro arquivoltas de medio punto con guardapolvo. Éste, decorado con flores tetrapétalas de botón central, protege la única arquivolta desornamentada, pues la siguiente está moldurada por boceles; la tercera vuelve a presentar, tanto en su rosca como en su intradós, flores tetrapétalas, habituales en los vecinos concejos de Villaviciosa y Siero y similares a las del guardapolvo, aunque de proporciones ligeramente mayores; la cuarta arquivolta, la más interior, combina roleos de flores de lis, en la rosca frontal, con una versión simplificada de esas mismas flores de lis en su intradós. Es precisamente este motivo floral, poco frecuente en Asturias hasta el período gótico, pero que también aparece en los capiteles de la ventana de San Félix de Candás, el que permite poner en relación diversos ejemplos del románico de la zona costera, que viene a reforzarse, así, como grupo estilístico con entidad propia. Las columnas presentan su fuste dividido en dos secciones a través de una línea de molduras: la mitad superior de los fustes es lisa, pero la mitad inferior está contagiada de la riqueza ornamental que caracteriza esta portada, presentándose alternativamente torsos, con zigzag, trenzados o con espigas. Los fustes esculpidos son escasos en el románico asturiano, en el que predominan los apeos lisos. Similar riqueza decorativa se aprecia en las impostas, en la portada de Fano, recorridas por hojas arriñonadas, y en las propias jambas. Así, sobre las jambas, y sirviendo de enlace al arranque del guardapolvo, se dispone una figurilla de un león, que, siguiendo la tradicional iconografía apotropaica, ahuyenta cualquier peligro que pueda acechar al interior sagrado del templo. Esta protección se vería reforzada al incluir en la jamba derecha, recortada sobre una pequeña hornacina de arco trilobulado, la figura del santo patrono, San Juan Evangelista. En la jamba del lado izquierdo, y también bajo el guardapolvo, se representa un hombre sentado, de difícil identificación por su mal estado de conservación. Los capiteles combinan motivos vegetales y otros historiados. Comenzando por el lado izquierdo, los dos exteriores se decoran con grandes y carnosas hojas lanceoladas, muy frecuentes en el románico costero, aunque no con este grado de naturalismo; les sigue una figura, parcialmente rota, de un atlante ataviado con traje talar, que sujeta dos elementos verticales situados a los lados, a modo de columnas, y parece soportar sobre sus propios hombros el peso de la imposta; finalmente, el capitel interior representa un cuadrúpedo, posiblemente un perro o un lobo, que agarra con sus dientes una figura humana. En el lado derecho de la portada, y siguiendo el mismo orden descriptivo, empezando por el exterior, los capiteles representan: el primero, dos figuras demoníacas, una de ellas itifálica, cuyas patas se rematan en grandes garras; el segundo capitel continúa esta temática demoníaca, representando monstruos afrontados en lucha, en los que también se aprecian los órganos genitales; el tercer capitel muestra aves apicadas, y el cuarto, apenas identificable, un león pasante. Todos los capiteles aparecen unidos entre sí por un friso corrido, decorado con pequeñas palmetas o volutas vegetales, lo que, sumado al desarrollo y estructura de la portada, la tendencia naturalista de los repertorios vegetales, tanto los de los capiteles como de las arquivoltas, la presencia de flores de lis en la decoración, o la inclusión del santo patrono del templo en su portada, enmarcado además en la mencionada forma trilobulada, permite situar cronológicamente esta portada en el siglo XIII, dentro de una corriente de innovación estilística que la diferencia claramente del resto del románico de Gijón.